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El aullido del lobo se extiende por el Llosorio, con 237 ataques el año pasado

Los ganaderos denuncian que solo el 25% de los daños se han pagado y advierten de un aumento de la agresividad, con 5 perros muertos

Ganaderos del Llosorio, el año pasado, durante una protesta. | D. M.

Los montes del Llosorio reúnen ganado de Morcín, Riosa y Mieres. Una cabaña numerosa en reses, aunque muy castigada por los ataques del lobo. Solo en estos pastos el lobo atacó el año pasado a 237 animales, la mayoría ovejas y cabras. Los vecinos afirman tener identificados a tres cánidos con asentamiento permanente en el territorio, aunque aseguran que la manada ha llegado en momentos puntuales a estar integrada por nueve miembros.

Los ganaderos del Llosorio ya no soportan más sobresaltos y exigen al Principado medidas “eficaces” ante una población que consideran “peligrosa y descontrolada”. El recuento de animales muertos, desaparecidos o gravemente heridos ascendió el año pasado a 237 cabezas. La cifra incluye cinco perros pastores muertos: “El lobo tiene que comer, pero no se controla la población ni se pagan debidamente los daños”.

La Asociación de Ganaderos Afectados por el Llobu (AGALL) está muy descontenta con la gestión de la Consejería de Medio Rural y Cohesión Territorial, a la que señalan como responsable de una situación insostenible en el tiempo. Y es que en lo que va de año ya sean contabilizado 24 ataques. Los ganaderos se sienten desprotegidos desde todos los frentes. “Todo esto viene de la incapacidad manifiesta para controlar la población de lobos”, lamentan los vecinos, que el año pasado llegaron a manifestarse en Loredo para solicitar un mayor control de los cánidos salvajes.

Los ganaderos han llegado a un punto de exasperación tal, que el enojo empieza ya a tomar forma de indignación. “El lobo no tiene la culpa, ya que tiene que comer. El problema es de quien ha dejado crecer la población hasta tal punto que resulta incompatible con la ganadería”. Según los datos que manejan en AGALL, solo se paga el 25 por ciento de las indemnizaciones por daños. “El resto no se cobran. Bien porque no se encuentra al animal, bien porque los buitres comen los restos o bien porque la guardería opta por establecer causas indeterminadas”.

Mieres, Morcín y Riosa

El monte Llosorio se extiende entre Mieres, Morcín y Riosa. Hasta la fecha estos terrenos estaban considerados como zona libre de lobos, lo que significaba que la guardería autonómica tenía la obligación de extraer a los lobos que se adentrasen en este espacio. Los ganaderos llevan años criticando la escasa eficacia de la cobertura de la guardería en esta labor. De hecho, estos pastizales absorben la mayor concentración de ataques de lobo que se contabilizan en la comarca del Caudal. Hay ganaderos que afirman haber perdido más de 70 cabezas, la mayoría corderos, en los últimos 15 años. En general, todos han asumido cuantiosas pérdidas. “La mayoría ya hemos dejado a criar ovejas”. El problema es que a lo largo de la última década los daños del lobo no han hecho más que aumentar. Además, el Principado sólo indemniza por aquellos animales que aparecen muertos, cuando la mayoría desaparecen. “En el mejor de los casos tardamos un año en cobrar”, apuntan los afectados.

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