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"Queremos justicia y que paguen todos los culpables", clama la familia de Luis Salazar, asesinado por su suegro en Mieres

El acusado le asestó 25 puñadas, tres mortales: "Fue brutal, innecesario, inhumano y tuvo que haber colaboradores"

Familiares de Luis Salazar, en el Juzgado de Mieres. | D. M.

El juicio por el asesinato de Luis Salazar arrancará mañana, viernes, con la selección del jurado. El lunes declarará en la sección tercera de la Audiencia el único acusado, J. A. F. R., suegro de la víctima, de 72 años, y autor confeso del crimen. Se enfrenta a 22 años de cárcel tras matar a su yerno en Mieres asestándole 25 puñaladas, todo indica que para evitar que éste pudiera pasar el fin de semana con el hijo de dos años que compartía con la hija de su asesino, de la que se estaba separando. La familia Salazar, integrada por diez hermanos, lleva tres años esperando el inicio del juicio. "Queremos que se haga justicia para Luis y queremos que paguen todos los culpables". Sostienen desde un primer momento que el acusado "contó con colaboradores".

Los hermanos de Luis Salazar acudirán mañana al inicio de la vista oral portando una pancarta que ya tienen preparada: "Justicia para Luis. Prisión para todos los implicados en su asesinato", pone la inscripción. La familia está rota por el dolor desde el 12 de noviembre de 2019, fecha del crimen: "Fue algo totalmente premeditado, un acción brutal, innecesaria e inhumana", apunta el portavoz de la familia, Segismundo Zalazar. Sobre el móvil, los más allegados a la víctima tampoco dudan: "No cabe ninguna duda que el móvil fue la custodia del pequeño".

Con un autor confeso podría suponerse que el juicio que arranca mañana se plantea como un doloroso trámite. Pero hay cuestiones trascendentes por aclarar. El autor confeso no ha sido capaz de explicar los motivos de su conducta. Según la Fiscalía, en su propósito de acabar con la vida de su yerno le propinó un número de puñaladas "que excedieron de las necesarias para producirle la muerte y solo lo hizo para asegurarse de que causaba a la víctima un dolor y un sufrimiento absolutamente innecesarios". El informe forense establece que de las 25 puñaladas localizadas en el cadáver, tres eran mortales por si mismas. La primera, en el vientre, le desgarró los intestinos y le dañó riñón e hígado. Luego le degolló el cuello y, posteriormente, le hizo un tremendo corte en la muñeca izquierda que llegó a fracturar los huesos. Ya en el suelo, lo remató una y otra vez.

Como consecuencia del ataque, Luis Salazar falleció en la cocina de su casa sobre las ocho de la mañana del 12 de noviembre de 2019. Alrededor de las nueve menos veinticinco de la mañana, el acusado acudió a la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Mieres y allí reconoció al agente que estaba en servicio de vigilancia en la puerta que "creía" que acababa de matar a su yerno, "pinchándolo en la barriga". El problema es que antes de entregarse hizo desaparecer el arma homicida, que nunca ha aparecido.

Durante el juicio, la acusación intentará acreditar que J. A. F. R. mintió, ya que en su declaración afirmó que puso rumbo a la Comisaría de Mieres tras el mortal ataque a su yerno. La investigación apunta, por el contrario, que antes se aproximó el cauce del río San Juan, no muy lejano al lugar y situado en dirección contraria. La Comisaría desarrolló un intenso trabajo de investigación las semanas posteriores al crimen, pero el arma, un cuchillo de grandes dimensiones, nunca apareció.

El rastreo fue especialmente minucioso en el río San Juan, que por aquellas fechas arrastraba un gran caudal. El agresor confeso tampoco fue nada preciso a la hora de justificar su presencia en la casa a hora tan temprana. El piso se encuentra en la calle Numa Guilhou, en pleno centro del casco urbano de Mieres. J. A. F. R. afirmó no saber qué había hecho con el arma. El trabajo policial, pese a los vacíos en la confesión, llegó a lograr establecer el itinerario del agresor de camino a la Comisaría. "Agradecemos y valoramos el trabajo y el esfuerzo que realizó la Policía, que se ha volcado", apunta la familia Salazar.

Una gran persona

Nadie, ni la familia materna durante su declaración, puso tacha a la conducta de la víctima los meses previos al fatal desenlace. Todas las declaraciones de amigos y allegados, tanto de Luis Salazar como de su expareja, definen a la víctima que "una gran persona" de comportamiento "intachable". La brutalidad del crimen incrementa el dolor. El sufrimiento de los hermanos del fallecido es aún mayor debido al convencimiento de que el acusado pudo actuar "inducido" por personas de su entorno. Argumentan que su sospecha va mucho más allá de una simple intuición. En este sentido, el informe judicial que obra en manos de la familia señala, según ellos mismos han explicado a este diario, que en las uñas del cadáver Luis Salazar se encontraron fibras de tejidos que no corresponden con la ropa que vestía J. A. F. R. en el momento del ataque. En el juicio se aclarará el alcance y relevancia de esta circunstancia.

El juicio que arranca mañana en la sección tercera de la Audiencia se centrará en esta primera jornada en la constitución del jurado. La vista oral se retomará el lunes por la mañana con el interrogatorio del acusado y posterior declaración de once testigos del Cuerpo nacional de Policía Nacional propuestos por el Ministerio Fiscal y demás partes. El martes se continuará con el resto de las testificales propuestas por la acusación pública. Al día siguiente le tocará el turno a las testificales de la acusación particular y defensa, así como el análisis de las pruebas aportadas por la Policía. Esa jornada se subirán al estrado los familiares de Luis Salazar. El jueves le tocará el turno a los forenses y facultativos de toxicología. La vista oral, en principio, quedará lista para sentencia el viernes.

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