Luis se apellida Bueno y tiene pinta de malote pero lo que en realidad le ponía malo era pasar por el polideportivo municipal de Langreo, en el parque nuevo de La Felguera, y ver aquellos muros "hechos una mierda". Llegó un momento en que no pudo más y decidió presentar un proyecto al Ayuntamiento. Tirando un poco de frase hecha, este vecino de Langreo, artista del graffiti, decidió convertir el problema en una oportunidad. Quería que esos muros fuesen un enorme lienzo donde mostrar de lo que son capaces los grafiteros y de paso recuperar para su localidad un espacio completamente degradado.
Aquella idea quedó un poco "pa prao" en algún cajón del Ayuntamiento de Langreo pero Melania Montes, concejala de Deportes, Mujer y Igualdad, la rescató y la ajustó al plan Corresponsables del Ministerio de Igualdad. Bueno se encontró con que el Ayuntamiento les dejaba "un caramelito", unos 400 metros cuadrados de pared para pintar, así que tiró de contactos y logró que un total de 19 artistas de Langreo, Gijón, Avilés, Burgos, Zaragoza, Madrid, Toledo y Milán se reuniesen durante todo un fin de semana en La Felguera para dar colorido a aquella pared. El presupuesto era ajustado pero le daba para pagar los botes de spray, la comida y la estancia en el albergue de Lada a varios de los artistas. Cuando era imposible estirar más aquellos euros del consistorio, no hubo ningún problema, porque algunos de los grafiteros se apuntaron igual. Ninguno cobraba nada por su trabajo pero es que los hubo que además de eso, decidieron que aunque se habían quedado fuera de la lista de elegidos porque el dinero no daba para más estarían en Langreo aunque se tuviesen que pagar viaje, estancia, comidas y pinturas. El sentido de pertenencia, de participar en algo comunitario y de dejar plasmado su arte en unos muros que disfrutarán los vecinos les llevó a gastarse sus dineros.
"El dinero del Ayuntamiento daba para cubrir los gastos de muchos pero es que hubo varios que aunque no les podíamos pagar nada de lo que iban a gastar decidieron venir igual", subraya Luis Bueno, que insiste en que "aquí nadie cobra un duro, lo hacemos porque nos gusta pintar".
Tanto les gusta que Bueno, organizador del sarao artístico, se tuvo que pedir el día libre en el hospital en el que trabaja para estar a las ocho y media de la mañana de ayer blanqueando las paredes para que sus colegas llegasen un poco después con sus botes de spray.
La gigantesca obra tiene todo lo que debe tener el arte, estética y mensaje. La única condición que puso el Ayuntamiento es que al tratarse de los muros exteriores de un polideportivo, las pinturas estuviesen relacionadas con el mundo del deporte. Bajo esta premisa, Bueno dio absoluta libertar a sus colaboradores y por lo visto ayer, que aún estaba la cosa sin acabar, acertó de pleno.
La pared exterior del polideportivo municipal de La Felguera está dividida en secciones, en paños de más o menos 10 metros de alto por cuatro de ancho, cada artista o pareja de artistas decidió que pintaría en la que le tocaba. Ayer a primera hora de la tarde destacaba una enorme pintura del jugador de baloncesto Allen Iverson, "El gangster de la NBA", un tipo sin pelos en la lengua que además de triunfar en la cancha lo hizo en el también competitivo mundo del hip-hop. Iverson lanzaba sus mensajes igual que lo hacen los grafiteros en Langreo. Además de sus pinturas estaba previsto que dejasen patente parte de esa ideología que hace que el deporte sea mucho más que ejercicio físico.
Además, como apuntaba Melania Montes a pie de andamio, "tendrá cierto toque inclusivo y en defensa del colectivo LGTBI en el mundo del deporte y eso es algo muy importante". Importante es también que además de dejar plasmado su talento, los artistas que acudieron a Langreo intentaron trasmitirlo en un taller organizado para enseñar a niños y jóvenes los principios básicos del graffiti. Su trabajo también quedará plasmado en uno de los muros del polideportivo.
Además del jugador de baloncesto, ayer podía verse ya a un skater, a un nadador, a una mujer negra con el rostro lleno de sudor tras una prueba deportiva, a unos jugadores de hockey o a un saltador de altura. En uno de los extremos se podía leer "Langreo", como parte de lo que será el escudo del club deportivo local.
Los grafiteros llegaron al viernes a Langreo procedentes de toda España, dedicaron la jornada a preparar su trabajo y al taller con los críos, ayer se pusieron manos a la obra a primera hora de la mañana y tras una parada para comer de apenas una hora continuaron hasta que la caída de la noche les impidió seguir pintando. Hoy seguirán hasta concluir su trabajo.
Serán en total tres días de labor frenética. "Cuando pintas se te acaban durmiendo los dedos y te duelen mucho los músculos del antebrazo", explicaba Bueno. Pintar una superficie tan gigantesca cansa, y mucho, pero el resultado merece la pena.
