Radiomarcajes o plantaciones frutales "gourmet»: los sistemas para mantener al oso alejado de pueblos y carreteras y evitar a los "Fittipaldis"

Castilla y León relanza el control electrónico de los plantígrados más problemáticos, como hace Asturias, mientras otros expertos abogan por plantar árboles frutales alejados de las aldeas

Personas del FAPAS, plantando frutales patra osos.

Personas del FAPAS, plantando frutales patra osos.

La Junta de Castilla y León, tras las reticencias iniciales, intensificará el procedimiento de radiomarcaje de osos pardos para intentar mantener a la especie lo más alejada posible de los pueblos. Se trata de una técnica que no ha estado exenta de polémica y que en la vertiente leonesa de la Cordillera fue incluso suspendida temporalmente el año pasado tras surgir discrepancias con el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que fue apartado del operativo que ahora se remota bajo un control totalmente autonómico. De esta forma, el radiomarcaje parece ser la fórmula escogida tanto en Castilla y León como en Asturias para actuar contra los que se ha denominado como “osos problemáticos”, los que se acercan a pueblos y carreteras, los "Fittipaldis" (el oso de Lena que entró a la autopista del Huerna).

Personas del FAPAS, plantando frutales patra osos.

Personas del FAPAS, plantando frutales patra osos.

La población de oso pardo no deja de crecer en la Cordillera Cántábrica, según vienen constatando los responsables de Medio Rural de Asturias, Castilla y León, Cantabria y Galicia. La especie se consolida en la vertiente occidental y crece más pausadamente en la oriental. En concreto, los expertos estiman, tras haber recogido y analizado genéticamente en el laboratorio más de 1.200 muestras de pelo y excrementos, que la población cantábrica de osos consta de 370 ejemplares (210 machos y 160 hembras), de los cuales 250 pertenecen a la subpoblación occidental y 120 a la oriental. Esas cifras han sido esgrimidas por el consejero de Medio Ambiente de Castilla y León, Juan Carlos Suárez-Quiñones, para defender la necesidad de intensificar las tareas de radiomarcaje. El dirigente mantuvo esta misma semana una reunión con la junta vecinal de Tejedo del Sil (León), una de las zonas oseras de la comarca leonesa del Bierzo. “Tenemos que tratar de buscar una adecuada coexistencia entre el oso y el humano”, subrayó el consejero tras reconocer el riesgo del acercamiento de los animales a las poblaciones.

La técnica de radiomarcaje está pensada solo para osos habituados a la presencia humana. Es decir, para ejemplares –normalmente son machos jóvenes– que se acercan demasiado y de manera recurrente a los pueblos. Ante este tipo de comportamientos, hay un protocolo de actuación que las comunidades de la Cordillera llevan aplicando desde 2019. Consiste en ahuyentar a estos plantígrados con técnicas que van de menor a mayor intensidad: gritos, perros, pirotecnia, disparos de balas de goma, munición real de poco gramaje... Si aun así son reincidentes, como última opción, el protocolo permite capturarlos para llevarlos a cautividad. El objetivo de Asturias es “hacer todo lo posible” por evitar retirar plantígrados de la naturaleza y, como solución, ponen el radiomarcaje.

Un oso corre por la carretera de La Cubilla, presuntamente "Fittipaldi", el ejemplar que ya entró en la autopista del Huerna.

Un oso corre por la carretera de La Cubilla, presuntamente "Fittipaldi", el ejemplar que ya entró en la autopista del Huerna.

La decidida apuesta que tanto Asturias como Castilla León hacen por el radiomarcaje está lejos de convencer a todos los expertos. El Fondo para la Protección de los Animales Salvajes (FAPAS) , por ejemplo, pone muchas pegas. A las advertencias sobre el estrés que los dispositivos pueden generar a los animales suma una serie de apreciaciones críticas. Para empezar, apuntan que este programa, según su criterio, busca en esencia “el sostenimiento de una serie de recursos económicos” que solo sirven para dar cobertura a un programa de “propaganda”. Roberto Hartasánchez, presidente del FAPAS, considera una equivocación apoyar medidas de control bajo la condición de asumir la existencia de osos “problemáticos”. En este sentido, recalca que potencialmente toda la población de plantígrados es susceptible de tener presencia en zonas habitadas por el hombre. “En una zona del tamaño del Cordillera Cantábrica el oso el hombre están obligados a compartir espacios y hablar de animales problemáticos es una manera de crear una mala imagen de estos animales”.

Un equipo implanta un dispositivo GPS para geolocalizar a una osa "habituada" en Asturias.

Un equipo implanta un dispositivo GPS para geolocalizar a una osa "habituada" en Asturias.

FAPAS apunta que el radiomarcaje podría ser eficaz si se aplica a toda la población, algo que consideran inviable. Este colectivo plantea protocolos alternativos para alejar a los osos de las zonas pobladas. Sostienen que por regla general los plantígrados se acercan a los pueblos en busca de frutas, ya que la práctica agrícola ha provocado que las plantaciones se hayan ido aproximando a las aldeas por comodidad. Así, la entidad aboga por plantar árboles frutales en zonas alejadas de las poblaciones y canalizar así hacia ellas a los osos, reduciendo asó el riesgo de contactos.

“Es necesario buscar nuevos métodos de plantaciones que cumplan con el objetivo de facilitar recursos alimenticios a los osos, alejarlos de zonas habitadas y conseguir que esos recursos alimenticios estén disponibles a corto plazo”, defienden desde FAPAS. El colectivo ha puesto incluso un llamativo nombre a estos espacios. Los llaman “plantaciones gourmet para osos”. En los últimos años han destinado a esta función varias fincas, sobre todo en Teverga y Quirós, en el parque de Las Ubiñas que comparten con Lena. Se han plantado manzanos, perales, cerezos e higueras. FAPAS sostiene que este sistema de canalización alimentaria es mucho más eficaz y económico que el radiomarcaje. Lo que parece evidente es que todas las partes implicadas coinciden en que la creciente presencia del oso en entornos poblados aumenta el riesgo de que tardo o temprano se acabe produciendo un incidente grave. 

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