Adiós a otro gran símbolo de la minería española: demolida la térmica de Compostilla (León), mientras Lada espera su "microcirugía"

Endesa vuela las torres de refrigeración y una chimenea de la central de Cubillos del Sil | Iberdrola desmonta "poco a poco" la central de Langreo

Voladura controlada de las torres de refrigeración de la central térmica Compostilla II, en Cubillos del Sil (León). | Ana F. Barredo

Voladura controlada de las torres de refrigeración de la central térmica Compostilla II, en Cubillos del Sil (León). | Ana F. Barredo / David Orihuela / Agencias

David Orihuela / Agencias

La historia de la minería del carbón sigue perdiendo iconos. Este jueves le llegó el turno a la central térmica Compostilla II, en Cubillos del Sil (León), que empezó a funcionar en 1972 y llegó a ser la segunda más importante de España. Ahora, sus dos torres de refrigeración y la antigua chimenea del grupo 3 han quedado reducidas a escombro y polvo. La compañía Endesa, propietaria de las instalaciones, está en pleno proceso de desmantelamiento de la térmica, igual que hace Iberdrola con la central de Lada, en Langreo. Aunque el proceso es distinto. En Cubillos del Sil, igual que se hizo en La Robla, también en León, en mayo del año pasado, se ha utilizado un método expeditivo: dinamita. En Lada, sin embargo, la proximidad del casco urbano obliga a desmantelar la planta "poco a poco", con técnicas de "microcirugía".

Otro ángulo de la demolición de las torres de Compostilla.

Otro ángulo de la demolición de las torres de Compostilla. / E. Press

"Los trabajos no se pueden hacer tan rápido como en otros sitios donde se hacen voladuras", aseguró el CEO de Iberdrola Renovables Energía, Julio Castro, en un acto organizado por la compañía hace un año en las instalaciones langreanas. El desmontaje de la planta comenzó a finales de 2021 y el presupuesto total de la actuación ascenderá a los 12 millones de euros.

La demolición por voladura de las dos torres de refrigeración y la antigua chimenea de Compostilla II ha supuesto "todo un reto técnico", según apuntó Endesa.

Para la voladura de las dos torres se han empleado 1.176 barrenos y otros 100 para la chimenea, completando un total de 224 kilos de explosivo, que se han colocado en los pilares de las torres y en la base de la chimenea mediante taladros distribuidos para dirigir la caída en la dirección planificada.

En el proyecto se ha fijado un radio de seguridad de 400 metros desde cada una de las estructuras. La detonación se ha realizado de forma secuenciada en las dos torres y en la chimenea (en segundos se han detonado todos los explosivos) para minimizar la vibración del terreno y las proyecciones de material. La voladura produjo 16.900 toneladas de residuos aproximadamente (básicamente hormigón), que serán gestionados de acuerdo con la normativa medioambiental.

Para minimizar la afección del polvo derivado de la explosión se han instalado en el perímetro de las torres y en la chimenea sistemas de irrigación y nebulización de agua, en servicio incluso durante el momento de la detonación.

Las dos torres de la central térmica de Compostilla eran idénticas en sus medidas y características geométricas: 110 metros de altura, 83 de diámetro en su base y 50 de diámetro en la coronación.

Habían sido construidas en hormigón, y cada una tenía un peso de 7.100 toneladas aproximadamente. Por su parte, la chimenea contaba con unas dimensiones de 120 metros de altura, 10 de diámetro en su base y 6,5 de diámetro en la coronación; construida también en hormigón, pesaba 2.700 toneladas, aproximadamente.

Cuando el pasado junio de 2020 la central térmica dejó oficialmente de estar operativa, solo disponía de tres grupos, cuya potencia sumaba 1.051,7 megavatios (MW), que habían entrado en funcionamiento entre 1972 y 1985.

Otros dos grupos más antiguos ya se encontraban en proceso de desmontaje, después de permanecer en servicio desde comienzos de los años 60.

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