El lavianés que guía a las promesas del basket

Manuel González, seleccionador de Asturias cadete de baloncesto, acaba de incorporarse al equipo nacional sub 14

Manuel González, agachado, da instrucciones a los jugadoes.

Manuel González, agachado, da instrucciones a los jugadoes. / David Montañés

Manuel González nació en Laviana hace 47 años y desde muy joven se sintió atraído por el deporte de la canasta. Comenzó a jugar en el equipo local, para luego deambular por otros clubes de región, disfrutando durante un tiempo del baloncesto universitario. Tras estudiar Ingeniería de Minas en el campus de Mieres, las responsabilidades laborales le obligaron a alejarse del triple. Pero casi sin buscarlo se ha ido labrando también una carrera de perito dentro del baloncesto. Recientemente ha formado parte del equipo de entrenadores de la selección española masculina sub-14 (U14). Es también seleccionador autonómico de edad cadete: "Me encanta trabajar con los chavales; el gran problema es compaginarlo con la vida laboral, pero vamos avanzando como podemos".

Este entrenador de baloncesto lavianés trabaja como preparador en el Grupo Covadonga de Gijón: "Es una institución en la que se planifica muy bien, con una metodología muy seria". Anteriormente había sido segundo entrenador del Gijón Baloncesto, en Liga EBA. Desde hace un tiempo también colabora con la Federación Asturiana de Baloncesto, ejerciendo actualmente como seleccionador infantil. Esta trayectoria le llevó recientemente a recibir la llamada de la Federación Española.

Manuel González ha ejercido como seleccionador ayudante en una reciente concentración del equipo sub-15 nacional. Ha entrenado a las futuras promesas del baloncesto nacional, con jugadores del Real Madrid, Barcelona, Joventut de Badalona o del Unicaja. Algunos de ellos, como el bético Marco Considine, ya rebasan ampliamente los dos metros de altura pese a contar apenas con 14 años. "Fue una sorpresa muy agradable que contactaran conmigo y he vivió una experiencia muy enriquecedora". De cara al futuro percibe que el gran problema para dar el salto definitivo como entrenador es el vértigo que da tener que saltar al vacío. "Llega un momento en que lo tienes que apostar todo por una carrera como entrenador, renunciando a otras fuentes de ingresos, y eso no es sencillo, sobre todo si tienes responsabilidades familiares".

Manuel González valora muy positivamente el trabajo que hacen los clubes y las federaciones territoriales a la hora de potenciar la base para moldear a los nuevos jugadores. "Se hace una labor excepcional. El enfoque deportivo es por y para el equipo, pasando por buscar la mejora de las capacidades técnicas y tácticas de cada jugador, como creo que ha de ser". Asegura que los resultados de un buen trabajo se perciben pronto en los chavales. "En días se puede ver progreso en los jugadores y aún más en el colectivo. Claro está que se debe tener en cuenta que se trata de jóvenes con las mejores condiciones para jugar a basket. Si a eso le añades un buen trabajo pues todo se magnifica de manera exponencial".

El preparador lavianés percibe que buena parte del auge del baloncesto español se debe a los continuados éxitos de la selección absoluta. Aunque subraya que hay otros factores no tan evidentes que también influyen: "El trabajo diario de cada entrenador con sus equipos es esencial. La implicación de los clubs, federaciones territoriales y por supuesto de las familias es algo vital. Todo en conjunto hace que el baloncesto español vaya en auge y aún más si contamos con una selección que cosecha éxitos año tras año tanto en categorías de formación como en absoluto".

Equipo

Manuel González aún no sabe lo que le deparará el futuro dentro del baloncesto, pero tiene claro de donde viene. No se olvida de su primer entrenador, Pablín Valdés, ni de Aladino, al que considera su mentor, junto a Iván Ordoñez. También recuerda con cariño a Juan Luis, veterano entrenador de Mieres. Asegura que mantiene intacta la ilusión que sentía por la canasta cuando su padre, el exfutbolista Lulu "Alas", le llevaba a jugar al polideportivo de Laviana con 7 años. Ahora es él el que intenta transmitir esa pasión a los más pequeños.

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