Ricardo Luis Arias, un hombre del Renacimiento guardián de un siglo de la historia de Asturias

El allerano, fallecido a los 104 años, ejerció como profesor y periodista, y fue uno de los pioneros de la montaña y el esquí en Asturias: a su grupo lo llegaron a llamar "los locos", cuando no se entendía la pasión por las alturas

Ricardo Luis Arias, en el centro, en el operativo de rescate de Lastra y Arrabal en el entorno del Picu Urriellu.

Ricardo Luis Arias, en el centro, en el operativo de rescate de Lastra y Arrabal en el entorno del Picu Urriellu. / Cedida por la familia de Ricardo Luis Arias

Luisma Díaz

Hace apenas una semana, el 24 de febrero, el concejo de Aller lloraba la pérdida de uno de sus vecinos más ilustres: Ricardo Luis Arias Blanco, que falleció a los 104 años de edad. Era mucho más que el "abuelo" del concejo. Arias Blanco fue, durante toda su vida, un hombre de acción y de reflexión. Escritor, periodista, montañero, esquiador, aventurero, participó incluso en uno de los rescates más famosos de la historia de la montaña asturiana, el de José Luis Lastra y Gervasio Arrabal -que acabó falleciendo-, en el picu Urriellu en el invierno de 1970, un despliegue de medios jamás visto hasta entonces en España.

Ricardo Luis Arias, esquiando en Pajares en los años 30.

Ricardo Luis Arias, esquiando en Pajares en los años 30. / Foto cedida por la familia de Ricardo Luis Arias

A punto de cumplir los 105 años, sus familiares y amigos califican a Arias Blanco como un hombre "polifacético, solidario y comprometido con Asturias y con el concejo de Aller", en el que residió y que amó hasta el final de sus días. Nacido en la calle de la Magdalena de Oviedo el 29 de mayo de 1919, su relación con la que fue su mujer, Clementina Fanjul, lo llevó a residir a las Cuencas. Fue fundador de la Tertulia Literaria Allerana, que cada año organiza un concurso de cuentos, que este año cumplirá su 46.ª edición. Trabajó en la asesoría jurídica de La Hullera Española, más tarde reconvertida en Hunosa, ejerció como profesor en los institutos de Moreda, Mieres, Turón y Ujo. Sus pasiones fueron el periodismo, la montaña, el esquí y la pintura. Prácticamente durante toda su vida escribió en los periódicos de Asturias, empezando por "Región", pasando por "La Voz de Asturias" y cómo no, en LA NUEVA ESPAÑA, en el que escribió cartas hasta cumplidos los 102 años. A partir de ese momento, los problemas de vista no le permitiron seguir escribiendo.

 Como un antiguo hombre del Renacimiento, a su vertiente intelectual hay que añadir una cara aventurera, de hombre de acción, que le acompañó durante toda la vida. Colaboró en la fundación del grupo Vetusta de Montaña de Asturias en marzo de 1943, primero con Paco Alonso, su primer presidente y fundador, y después con Jesús Quintanal, segundo presidente al que, tal y como explica el entorno de Ricardo Luis Arias, "le unió una gran amistad y donde compartieron grandes campañas de montaña junto a su amigo del alma Salva Paz, que desde niños les llamaban 'los locos', porque en aquellos años hacer montaña y escalada no se comprendía". Estos dos intrépidos montañeros tenían un refugio al que llamaban "rancho San Nazario", por ser este "el patrón de los locos, en honor al apodo que les pusieron". Arias Blanco también colaboró en la fundación del GVMA (Grupo Veteranos de Montaña de Asturias ), cuyo principal líder fue José Ramón Lueje, "con el que le unió una estrecha amistad". Lueje realizó una labor importantísima para el montañismo en Asturias, ya que cartografió la montaña Asturiana, un trabajo reflejado en la gran cantidad de libros que publicó.

Ligado a su interés a la montaña estaba su amor por el esquí, deporte del que fue uno de sus pioneros. Relatan sus familiares que "en los años 30 y 40 del pasado siglo acudían los fines de semana a Valgrande, en el tren del Norte, que los dejaba en Busdongo y tras una larga caminata llegaban al puerto de Pajares donde esquiaban en la Cerra, cuando el exceso de nieve les impedía llegar al Brañillín, y allí, con Chus Valgrande, los Gonzales de Lena, Garrido y los Armiñán", disfrutando de unas jornadas de esquí "inolvidables". Más tarde se alegraría mucho cuando se cumplió "el gran sueño de su amigo Chus Valgrande", ya que en 1954 se inauguró oficialmente la estación de esquí de Pajares.

Pasiones

Otra de sus pasiones fue la pintura, que cultivó y desarrolló como autodidacta. Ya desde niño "ejercía en las revistas del colegio de la Salle". Realizó exposiciones por toda la geografía asturiana, e ilustró sus artículos de prensa. Tuvo durante muchos años una página dominical en el periódico "Región", titulada "Quilino el Yistu", historietas costumbristas con carácter cómico y bromista, con personajes emblemáticos que había conocido por las brañas y pueblos, durante durante sus jornadas montañeras a lo largo de su vida.

Ricardo Luis Arias.

Ricardo Luis Arias. / LNE

Ricardo Luis Arias acabó siendo uno de los vecinos más populares de todo el concejo de Aller. Muy cerca de su centenario glosó sus vivencias en en el libro "España, república, franquismo y transición". Con su actividad intelectual y aventurera, el allerano acabó siendo un guardián de más de un siglo de historia de Asturias.

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