Las familias del realojo de la Mayacina, casi 20 años viviendo entre humedades: "Se hizo una chapuza"

Los vecinos expropiados por el ensanche urbano piden la mediación del Alcalde para lograr que Vipasa arregle fallos de construcción, de 2005

Fernando Sánchez, con escritos remitidos a Vipasa y el edificio al fondo.

Fernando Sánchez, con escritos remitidos a Vipasa y el edificio al fondo. / David Montañés

El Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) decidió en 2011 mantener el precio que en su momento fijo Sepes, la sociedad estatal encargada de desarrollar el plan Vasco-Mayacina, como indemnización por las expropiaciones del ensanche urbano de Mieres. El suelo se tasó en 52 euros el metro cuadrado, sin ningún otro concepto. Esta valoración fue muy criticada por los afectados. La indignación fue en aumento poco después, cuando Sogepsa (el espejo de Sepes a nivel regional) estipuló que el valor del suelo en Oñón, unos terrenos menos céntricos, era de 228 euros el metro cuadrado, cuatro veces más que lo percibido en el desalojo de la Mayacina. Además, las edificaciones se pagaron aparte. Para entonces, los vecinos del Vasco-Mayacina llevaban más de un lustro realojados en unos pisos de nueva construcción ubicados junto al puente Siana y que tampoco cumplieron con las expectativas. Tras sufrir lo que calificaron en su momento como un "expolio", estos mierenses llevan, además, casi 20 años reclamando el arreglo que los graves desperfectos de obra que provocan, "desde el primer día", filtraciones de agua por todo el inmueble, llegando incluso a los bajos.

Tranbajos en la fachada del edificio, la pasada semana.

Tranbajos en la fachada del edificio, la pasada semana. / D. M.

Estas familias fueron reubicadas en 2005 en las llamadas viviendas de realojo de la Mayacina. Pudieron alquilar o comprar. Los que optaron por la segunda fórmula, un total de 13 sobre 47 pisos, tuvieron en muchos casos que abonar una cantidad muy superior a lo que recibieron por sus céntricas propiedades. Nada más entrar en las viviendas advirtieron de una larga lista de desperfectos en los inmuebles, que nunca se arreglaron. Transcurridos 19 años, la entidad pública Vipasa acaba de abordar una nueva actuación en el bloque de viviendas. Los vecinos están lejos de mostrarse satisfechos. "Simplemente han cambiado algunos tornillos de las placas de la cubierta y sustituido varias plaquetas de la fachada. Pero los problemas estructurales siguen sin arreglarse", denuncia Fernando Sánchez, portavoz de la comunidad.

Estado de la cubierta tras el último arreglo.

Estado de la cubierta tras el último arreglo. / David Montañés

Varios vecinos acaban de mantener una reunión con el alcalde, Manuel Ángel Álvarez, para buscar la mediación del Ayuntamiento. El regidor se han comprometido a convocar una reunión con los responsables se la consejería de Vivienda para abordar el problema: "Confiamos en que la implicación del gobierno local y la buena voluntad de los nuevos responsables de la Consejería permita desatascar el arreglo de unas deficiencias que nos vienen generando muchos problemas y que tienen su origen en defectos de obra, ya que lo que se hizo fue una chapuza con prisas para poder sacar de sus casas a los vecinos cuanto antes", señalan los afectados.

Las cocheras

Los vecinos reclaman que Vipasa asuma íntegramente, "sin derramas", el arreglo del tejado. Las filtraciones de agua desde 2005 ya han causado daños hasta en las cocheras del edificio. "Hemos invertido mucho dinero en arreglos en los pisos y trasteros, pero no reclamamos nada, solo que se arregle la cubierta y podamos descansar". Y es que los vecinos de las viviendas de realojo llevan años enfrascados en un tira y afloja con Vipasa. La comunidad de vecinos de los inmuebles 1, 2, 3 y 4 de la calle Salvador Allende lograron ya en 2014, tras años de gestiones, que la entidad regional asumiera abordar obras de arreglo en el edificio. Los trabajos, como ahora, no lograron solucionar las filtraciones de agua "por el deficiente remate de las obras". Los residentes también se venían quejando, entre otras cosas, de "la falta de tratamiento en los muros perimetrales cuya pintura y juntas contribuye al deterioro de la edificación". A esto se suma que durante casi diez años no pudieron acceder a las plazas de garaje, también por defectos estructurales.

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