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Las fiestas de San Xuan en Mieres

Un breve repaso histórico a la primera mitad del siglo XX de estos festejos tan emblemáticos de la comarca

Indudablemente, las fiestas de San Juan de Mieres han gozado siempre de justa fama. A partir de 1920, los periódicos de Oviedo El Carbayón, La Voz de Asturias y Región, y de Gijón Noroeste, El Comercio y La Prensa, insertaban páginas especiales con ocasión de las fiestas patronales. Junto con Sama y, en menor medida, La Felguera, las fiestas de Mieres son las de más cobertura informativa en la prensa regional. Ya en febrero de 1912, "El Carbayón" publicaba una relación de aportaciones económicas de vecinos de Mieres para las fiestas de aquel año.

Las fiestas de San Juan tenían mucho atractivo para los ovetenses y eran centenares de romeros los que, en trenes especiales fletados por el Vasco, se desplazaban a Mieres, hasta el punto de que algún año se llegó a cerrar por la tarde el comercio local para facilitar el viaje a sus empleados. En 1926, la Comisión de Festejos de San Juan anunciaba una programación en la que se incluía como números fuertes el certamen de orfeones, la fiesta del "bollu" y un baile de mantones en El Batán. El año siguiente -1927- en una memoria la comisión, explicaba sus ingresos y gastos por un importe de 75.918,72 pesetas. Entre las partidas más importantes, en el capítulo de ingresos, figuraban los toros (29.062,70), la subvención municipal (7.901,60) y lo recaudado por donativos (8.920,00); y en los gastos, la Plaza de Toros (5.000), contratos de bandas y alojamiento (9.436,00) e iluminación eléctrica (5.400).

En los años 30, con el advenimiento de la II República y su política anticlerical, se produce una fractura entre los actos religiosos y los profanos, de tal forma que se crean dos comisione paralelas. Sorprende que las fiestas de San Juan de 1938, en plena guerra civil, se celebren con entusiasmo y tengan resonancia regional. Recién finalizada la guerra civil en 1939, a pesar de la dramática situación económica, no arredra a varios mierenses a constituir una Comisión de Festejos y diseñar un digno programa festero. Ya en la década de los 40, en los años 40 y 41, las fiestas acusan un sensible bajón. Al igual que en otras localidades asturianas, como consecuencia de la mentada crisis.

En los años iniciales de la década de los 50, se observa cierto pasotismo en los mierenses en la organización de las fiestas. Así lo reconoce una información del diario "Región" de febrero de 1953, en la que se reprocha la improvisación para organizar las fiestas y se recuerda otras épocas en las que las comisiones se creaban con el tiempo suficiente para recabar fondos, instalación de tómbolas, etc. Con esa idea surge en 1956 la fundación de Somife (Sociedad Mierense de Festejos) para dar la necesaria estabilidad y permanencia a la sociedad de cara a los próximos años. Se contaba para ello con la colaboración del Ayuntamiento y las empresas mineras ubicadas en el concejo, como Fábrica de Mieres, Mina Tres Amigos, Mina Llamas, Minas de Figaredo, Hulleras de Turón, etc. Su primer presidente fue Felipe Orlando G. Sánchez. Años más tarde se refundaría con el acrónimo Cofemi.

Las críticas a la labor de las comisiones, el cambio de modelo de las fiestas y la escasa colaboración del sector hostelero, entre otros motivos, darían al traste con estas entidades, que fueron desapareciendo en las décadas siguientes. De las constituidas en aquellos años, solamente se mantiene la Sociedad Ovetense de Festejos (SOF) aunque ha sufrido un brusco descenso en su masa social, que llegó a contar con 27.000 socios.

En la primera mitad del pasado siglo, los acontecimientos más destacados de las fiestas de San Juan eran los toros, los conciertos de la banda del Regimiento del Príncipe, los certámenes de orfeones, o tiradas de pichón, y remontándonos al principio de siglo, el estreno de la iluminación. En los años 1943 y 1949 se incorporan dos grandes atractivos deportivos: el ciclismo y el motorismo en circuitos urbanos en la villa con la presencia de las grandes figuras de la época ante miles de aficionados. A pesar de la brutal crisis económica de la posguerra en las dos décadas siguientes probablemente Mieres disfruta de las fiestas más multitudinarias del siglo.

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