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Siete leguas

Mario Antuña

Polvo eres, pero no te incinerarás

La fe no es lógica. Necesita una creencia ciega y un ritual. Polvo eres y en polvo te convertirás. Es el axioma para la resurrección de la carne. La máxima de la creencia cristiana, que requiere un lugar de adoración a Dios -la iglesia- y a los muertos que revivirán -el cementerio-. El tiempo introduce derivadas: con la proliferación de la cremaciones la Iglesia Católica consideró que el fuego no afectaba al alma y tampoco a la vuelta a la vida, sin especificar la edad. "Si es en la de la muerte, igual no me interesa; con veinte años sí", dice un amigo creyente con ironía. Con tantas cremaciones y descreencia se pierden lo puntos cardinales de la fe. Si pocos van a la iglesia y ya no se entierran, los lugares de culto quedan desvirtuados, se difuminan en doctrinas naturalistas o panteístas, como decir "que quiero que mis cenizas las esparzan para ser uno con el cosmos". Mejor que permanezcan en lugares santos y aferrados a la fe, pero tangibles. Y hasta de pago.

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