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Almanegra

La fuerza narrativa del relato de Laura Cabedo ganador del certamen literario "Casa del Marqués"

Cuando en alguna charla literaria alguien me ha preguntado por los motivos que me impulsan a escribir, respondo siempre que, sobre todo, son dos las razones principales que me hacen emprender esa aventura fascinante. De un lado, aprovecho para ordenar mi mundo, para entenderme mejor, para adquirir conocimientos y aprender; y, de otro, utilizo la literatura como consuelo, como medio y salvación para exorcizar el dolor de un mundo que no siempre se muestra amable con las personas que lo habitamos. (No hace falta arrugar mucho la frente para darse cuenta de ello).

Quiero pensar que alguno de estos motivos y, sobre todo, el de usar la literatura como consuelo, hayan sido los que movieron a la escritora valenciana Laura Cabedo -reciente ganadora por unanimidad del IV Certamen Internacional de Relatos Cortos "Casa del Marqués"- a moldear con absoluta precisión las pulsiones amorosas de "un hombre manchado", de "un sicario y en sus ratos libres un maldito cuatrero de palabras", un "Almanegra" (magnífico título) huérfano que nos muestra sus contradicciones (que son, a un tiempo, el espejo en el que se refleja nuestra duplicada condición humana). Y todo ello en "una Habana mimosa, en donde al amanecer el cielo lame su plato de luz". Con una inigualable maestría, Laura ahorma a la par la figura de una prostituta de setenta años, una Manzanita entrañable desde el mismo momento de su aparición, vestida con "una blusa de estrellas y con la mirada toda deshecha en madejas de lana triste". De nuevo la imagen de Manzanita pone de relieve esa duplicada condición humana, esa figura de mujer y madre tan recurrente y ambiciosa siempre en su dimensión literaria: "Te amo, mi vieja". "Ay, mi niño, yo no sé si soy tu vieja, lo siento. Y aún nadie descubrió cómo solucionar el amor".

El amor como antídoto contra la soledad, o el amor como redención, o quizás ambas cosas a la vez se dan cita en un relato que cautivó al jurado y que obtuvo con todo merecimiento el premio de un concurso que, año tras año, va encontrando un mayor reconocimiento internacional: 118 narraciones presentadas este año; algunas de ellas procedentes de fuera del país.

Envuelto en el aroma del realismo mágico (destellos deslumbrantes van trascendiendo el desgarro de la realidad en que se mueven ambos protagonistas), y escrito con una poderosa y precisa prosa poética, que funciona a modo de retazos impresionistas: viajes de ida y vuelta al paraíso perdido, Laura hizo contener el aliento durante la lectura del relato ganador a todos los que abarrotaban el bar "Casa del Marqués", en donde se celebró la entrega del premio. Un acto que contó, además, con la intervención del grupo REversos, un trío musical (May, Lucía y Noelia) que, día a día, se van superando en calidad.

Y para que nada faltara en la fiesta, Jovi, la peculiar hacedora del concurso y dueña del bar, anunció que para el próximo año el certamen verá incrementada su cuantía económica. De Jovi cabe resaltar, además de su indisimulable querencia por la cultura, su faceta creadora, que se verá plasmada en los próximos meses con una exposición (y no será la primera) de esculturas propias que, a buen seguro, no dejará indiferentes a quienes acudan a contemplar la muestra en el Centro de Creación Escénica "Carlos Álvarez- Nóvoa.

Contar historias como si no hubieran sido contadas de esa forma antes. En estos lances anda empeñada la escritora valenciana Laura Cabedo. Y con indudable éxito, por cierto.

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