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Desde mi Mieres del Camino

El costumbrismo en manos de Montse Garnacho

La huella de esta mierense en numerosas iniciativas sociales y culturales desarrolladas en el concejo

Oiga. Los años pasan y la trayectoria de actividad de la gente va perdiendo ritmo. Eso no ocurrirá con nuestra protagonista de hoy, Montserrat Garnacho, a pesar de que, al final del presente curso, como profesora de lengua española y asturiano - ella se califica de "maestrina de caleyes"- en el instituto Valle de Turón, se jubilará con la edad reglamentaria, su "marca" personal, como mierense abierta a cualquier iniciativa y a todo tipo de acción desinteresada, sobre todo la enfocada hacia los infantes, habrá de continuar con la misma fuerza, con idéntica ilusión. Estamos seguros de ello.

Y es que Montse, por mucho que ella trate de evitar su difusión, es una multiactivista del quehacer local, hasta el punto de que, a la vuelta de cualquier esquina del movimiento colectivo, puede uno encontrarse con su ancha sonrisa y su disposición a participar. ¿Qué hay cuentacuentos aquí, allá y acullá?. Ahí puede estar Montse Garnacho dispuesta a pasarlo bomba con los más pequeños. Y nada digamos cuando tiene que acudir a un centro de mayores. En este sentido, su corta experiencia de una o dos veces, ha sido aleccionador. Hasta una hora los residentes, en completo silencio, han estado atentos a su versión sobre el acontecer de las cosas del pueblo que, son, al fin y al cabo, muchas veces en clave de humor, el punto fuerte de Montse.

A mal que le pese la difusión, no se vayan ustedes a pensar que no guarda, como oro en paño, el balance de su producción literaria que, si bien gran parte de ella no está publicada, es por su manera de ser, en un afán de esconder lo que sería las delicias de muchos. Solamente en el pasado año 2016, cuenta en su haber con premios como es el caso de uno en Santander de poesía, otros de relatos en Bimenes, galardón que antes lo había logrado en el 2015 con su trabajo "Rosae", ambos, causalmente, en comandita con la mina, la soledad y el desamparo de los emigrantes; el "Juan Muñiz Zapico" de relatos mineros a lo largo del mismo año; y también el de "Josefa Canellada" de infantil. A ello podemos añadir en su día el "Vital Aza" de teatro.

Como a Montse para cualquier actividad colectiva le va la marcha, ha encontrado un "huequín" en el Coro de Mayores de la Escuela de Música de Mieres. "Mira -nos dice- " yo reconozco que no canto bien, aunque me digan lo contrario". Y allí está nuestra Montse con toda su disposición a participar, "porque me entusiasman los sitios donde existe una relación sincera de cordialidad que te llena de calor y vale más esa sensación de humanismo, que cualquier montaje de otro tipo, por espectacular que sea. Aunque, dicho a tiempo, en el Mieres de hoy día poco o nada se hace. Y la verdad es que falta decisión y voluntad. Mira, desde el año 1985 tenemos en esta villa la tertulia feminista "Les cames por facer". Pues bien, junto con el Ayuntamiento, Unión de Comerciantes y varias asociaciones vecinales, logramos reunir una gran concentración en el Parque Jovellanos, en defensa de una mayor actividad colectiva en esta plaza".

Con su fala asturiana por montera Montse Garnacho ya editó el libro "Hombres y carbón" con magníficas fotos de Antonio Corral, y "Asturias y la mina" capítulo dedicado a la mujer minera. Un día vio en televisión un reportaje sobre la vida de las mujeres en el África con sus costumbres y carencias, entre ellas la más destacada al observar cómo en estos países africanos las mujeres tenían que transportar todo tipo de materiales con la cabeza. Y no pudo reprimir la exclamación: "¡"Coño!, estas formas vivilas yo". Y manos a la obra salió a la luz pública la serie "Caleyes con oficio" a base de ciento ochenta reportajes en LA NUEVA ESPAÑA, que más tarde también vieron la luz en un estupendo libro y que, por añadidura, obtuvieron el premio periodístico de la Asociación de Llingua Asturiana en el año 1993. Lo mismo podemos decir de la obra "Cuando la culebra canta" donde sale a relucir la relación con el agua, cuyo título salió de un verso de la Danza Primera. Y así, con otros trabajos bajo el título de "Casadielles", "La calle Furmientu" o "Sales a jugar un poco".

Mención aparte merece un trabajo de Montse Garnacho que, sin duda alguna, aparte de su correcta interpretación, no precisa de muchas vueltas para sacarle meollo cargado de hilaridad. Se trata de "Y nun ye picardía". En él, esta inimitable mierense, maneja el tema de expresiones que a primera vista rodean el sentido erótico y si se quiere llegar lejos, con síntomas pornográficos de la vida humana, para darles un meneo y en la segunda parte del material, convertirlos en inocentes expresiones de la existencia vital e histórica de los asturianos que nada tienen que ver con la primera visión del lector que, dicho sea de paso, al encontrarse con la segunda versión, auténtica y repetimos sin el menor ápice picaresco, no puede esconder la sonrisa y en algunos casos la carcajada.

¿Y los neños?. ¡Ay los neños para Montse!. Ve por sus ojos y le gustaría estar al pie del cañón todo el día, pero. Le ha llegado la hora de los sesenta y cinco años y debe retirarse de su oficio de profesora en el "Valle de Turón". Claro que uno tiene la impresión de que seguirá siendo "maestrina de caleyes", a favor, precisamente de los pequeñuelos. ¡Hombre?..", no hace mucho reunió unos cuarenta en la cancha del auditorio del Jovellanos para representar "Avisonos una estrella", una pieza de la mitología cristiana que resultó una delicia, a base de la fidelidad de los textos en torno al belén, con frases en las que participaron todos los asistentes, a base del asturianu que usa, en todas sus expresiones de vida, salvando, claro está, lo que respecta a su condición de profesora de lenguaje español, y que todo el mundo entiende a la perfección. Fue un éxito total y un espectáculo, al que poco estamos acostumbrados.

Todavía quedan muchos trazos de la vida de Montse Garnacho que - contra su voluntad - demandan conocimiento. Su inquietud y la de mucha gente que la rodea en su andar por la vida, le llevó en cierta ocasión hasta Soto de Ribera, donde existen dos comunidades extranjeras, la portuguesa y la saharaui. Se trataba de propiciar un encuentro de interés con jornadas sobre el agua en la zona rural. Una vez más quedó patente que, "donde la culebra canta" brota el bendito líquido de las entrañas de la tierra y sirve para hermanar pueblos.

Mieres duerme el sueño de los imposibles y lo hace como si con él no fuesen los problemas que le rodean. Solo el pálpito de aquello como Montse Garnacho y otras individualidades, como el Coro de la Escuela de Música, la Banda de Música de Mieres, el Orfeón de la villa, la Asociación Cultural y Minera "Santa Bárbara" el movimiento ciudadano a base de simples gotas de "orbayu", los grupos folklóricos unidos a la programación oficial de la Casa de Cultura, en fin, un tejido que se resiste a seguir soñando, intentan frenar lo que podría convertirse en un final de deterioro congénito. Ellos son nuestra esperanza.

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