Ya no es un asunto de siglas, sean políticas, sindicales o de otro tipo. Utilizar la situación social y económica de las Cuencas, la defensa o crítica de todo lo prometido y aún por llegar, sería extemporáneo, impropio de las urgencias de este tiempo. Sean unos u otros quienes lo reivindiquen, lo importante es sumar en la presión para conseguir que las inversiones de los fondos mineros pendientes, las nuevas ayudas europeas, las prometidas y ligadas a la Transición Ecológica o Justa (o como se quieran llamar) y las actuaciones empresariales se hagan realidad. Ya no es tiempo de medallas ni de culpas. Se avecinan tiempos aún más duros a consecuencia del coronavirus y sus posibles rebrotes. La única realidad, la que de verdad importa, es que de una vez se cumpla todo lo comprometido. Nada más.