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José Manuel Ibáñez

Piojos resucitados

Todos conocemos a este tipo de personajes, que por regla general son personas de origen humilde que a través de malas artes, mentiras, engaños y peloteo elevan su posición en la escala social.

Estos advenedizos de poca monta piensan que son el ombligo del mundo y que todo el mundo les tiene envidia.

Aburren con las historias de su nuevo estatus, tienen fama de picajosos, mezquinos y han "olvidado" a sus antiguos amigos y conocidos, pues les recuerdan un pasado nada esplendoroso. Pero como al final todo el mundo les conoce, simplemente se ríen de ellos, dado que dan un "cante" evidente.

En Asturias son conocidos como "Pioyos resucitaos", término muy gráfico para denominarlos. En Andalucía con el tradicional gracejo de su gentes son "Piojos revivíos" e incluso a los ayunos de sexo como piojos "chochifartos".

La política es el gran vivero de esta particular pediculosis, por donde pululan buena parte de ellos, y entiendo que no hacen falta ejemplos, dado que el vademecum es amplio.

Todo esto viene a cuento a costa de persona conocida que en la cola del supermercado, que de viva voz y para marcar diferencias de "clase" con el resto, denigraba a la sanidad pública –pese a que esté considerada como una de las mejores del mundo– dado que ella utilizaba la privada, con el argumento, como ejemplo, de que para consulta dermatológica en la privada se la dieron a los ¡30 días! Y en la pública ni se molestó en solicitarla. "¿Pa qué?", apostilló.

Bastante faltosina la señora, haciendo gala –además– de desprecio hacia el resto, vamos… todo un ejemplo conociendo a la oradora, viva muestra de pioyu resucitau.

Así que como decía mi difunta madre ante casos similares "cuanto cría la boroña" o "si los felechos lo dieran…". Que les vendría al pelo a los ejemplares incluidos en lo aquí expuesto.

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