Opinión | Líneas críticas

El tesoro de las minas

Sobre el proyecto de convertir antiguas explotaciones mineras en laboratorios para habitar la Luna

De lo que pudo haber sido y no fue trata la llamada historia virtual, cuya utilidad consiste en demostrar que la historia no tiene una orientación establecida de antemano, sino que es un ámbito en el que se libra una lucha entre un sinfín de intereses contrapuestos.Y aunque el pasado no se puede cambiar, siempre queda abierta la pregunta de qué hubiera sucedido si esa diversa red de ideas, valores y proyectos no hubiera quedado sepultada en los abismos de la historia.

Y teniendo en cuenta las decisiones fallidas en el pasado es inevitable preguntarse por la suerte de los proyectos anunciados en el presente. En tal sentido, fueron diversos los planes de reconversión ideados para los valles mineros en el último medio siglo. Sin embargo, el signo de los tiempos no permitió que tales proyectos llegaran a plasmarse. Alguno, que ya en principio parecía de imposible aplicación práctica, fue apoyado por un sector influyente de la sociedad asturiana.

Es el caso del llamado Informe Klaassen, que fue leído en la Cámara de Comercio de Oviedo en febrero de 1968 ante una nutrida presencia de representantes del mundo financiero y empresarial. El objetivo principal de aquel plan era organizar el futuro socioeconómico de Asturias en función de lo que había que mantener y aquello de lo que era necesario prescindir para mejorar la situación. Se trataba, sobre todo, de desarrollar el triángulo central asturiano, reservando a las Cuencas un papel económico secundario. En su radical informe, Leonard H. Klaassen, catedrático y economista holandés, sostenía que las minas de las Cuencas deberían ser cerradas, fomentando en su lugar la agricultura y el turismo como principales actividades económicas. Se esgrimían también razones sociales y medioambientales.

Lo llamativo de este proyecto es que un año antes se había creado Hunosa, que empleaba entonces a unos 20.000 mil trabajadores. La lucha se establecía entonces entre los que apoyaban la energía nuclear y los defensores del carbón como recurso nacional. Y, sobre todo, para no perturbar gravemente la "paz" social en las Cuencas. Se sucedieron después una miríada de promesas y proyectos con los resultados que ya se conocen. Muchos amparados en el tópico de la deuda histórica.

Transcurrido más de medio de aquel plan fallido, se ha sabido hace unas fechas por la prensa que el Principado, la Universidad de Oviedo y Hunosa se unen para desarrollar laboratorios en antiguas explotaciones mineras y situar a Asturias en la vanguardia de la investigación espacial a escala internacional. Según el consejero de Ciencia del Gobierno del Principado, "se trata de un laboratorio de desarrollo y prueba de tecnología para habitar la Luna". El Consejero ha manifestado asimismo que primero hay que identificar los pozos, galerías y explotaciones mineras en desuso para que puedan albergar proyectos singulares y convertirlos en polos tecnológicos que contribuyan a la reconstrucción de Asturias".

No hay duda de que estamos ante un proyecto novedoso que complementa y contrasta con las más habituales funciones culturales y turísticas que se vienen desarrollando en algunas de las antiguas explotaciones e instalaciones mineras en los últimos tiempos. En este caso se pretende que las minas, símbolos indelebles de una revolución universal, sean de nuevo el revulsivo económico y tecnológico de la modernización de unos territorios ahora declinantes.

El tiempo será el mejor testigo para verificar el alcance de esta audaz iniciativa. Lo expresa bien uno de los personajes de la interesante novela de Francisco J. Lauriño "Muñecos de sombras", cuando afirma con cierto escepticismo que "siempre nos vemos envueltos en los terribles pliegues del tiempo".

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