"Al fin y al cabo lo único que uno desea en esta vida es ser recordado en condiciones". El músico Ricardo Vicente coloca esta frase en su primer libro ¿Qué haces tan lejos de casa? con mucha mala intención y, obviamente, se declara culpable. Por un lado, "en condiciones" nos obliga a aceptar que para recordar a alguien se necesita previamente una narrativa construida a partir de unos referentes, por un libro de estilo que la enmarque. En la aventura novelada de Vicente por los caminos de España, girando "El problema de los tres cuerpos" con Fran Nixon y Ramón Rodríguez (The New Raemon), aparecen varios padres musicales (Randy Newman, Paul Simon?) pero sobre todo, sin que él los explicite (o sí), aparecen muchos padres literarios. Ahí está Sam Shepard y sus crónicas de la Rolling Thunder Revue de Dylan, ahí está el inevitable gonzo de Hunter S. Thompson, ahí está Melville y su Moby dick, ahí está... Además, el cómo te recuerden viene mediatizado por el cómo te recuerdas tú y esto lo imprime Vicente a través de un deslavazamiento formal que utiliza con artes de torero. El recuerdo, entiende muy bien el autor, es poliédrico e inasible y así nos lo transmite a múltiples mordiscos brutales. Relatos a otras voces, apariciones omnipresentes (Sergio Álgora, el fallecido compañero de una de sus antiguas formaciones, "La costa brava"), canciones intercaladas, ciudades reconocibles, ciudades irreconocibles? y ese progreso que, como buen filósofo de profesión que es el autor, solo puede existir en el bucle maldito de emprender camino al hogar y volver a salir a la carretera, una y otra vez.

¿Qué haces tan lejos de casa? es también un fogonazo de talento descontrolado por parte de alguien que asume en su propio texto que "no se puede brillar todos los días". Disección de la una gira desde los kilómetros que dan la experiencia, Vicente maneja la desubicación formal con extremo cuidado para trasladarnos a una desubicación vital que, seguramente, no vivió con tantísimo cuidado. Como en sus canciones, como en su persona, no hay silencio en este libro porque es un compendio vivaz de vivencias impregnado de rojigualdía (ay, Carandell) con el que el autor hace lo que más le gusta: jugar por jugar, sin importar la victoria, la derrota o el empate. Pero en esta ocasión el novelista gana porque consigue su objetivo. La estupenda ¿Qué haces tan lejos de casa? nos devuelve con fuerza ese verso de Warren Zevon en su canción sobre el boxeador Ray Mancini, "Boom boom Mancini": "La filosofía del juego es golpear y que te golpeen". Saber dar y recibir hostias con la elegancia de Ricardo Vicente (y contarlo). Eso también es ser recordado en condiciones.

Postdata: El libro viene acompañado de un CD, que el músico usa para rumbear el texto con determinadas canciones (o viceversa). No me corresponde a mi valorarlo, hacedlo vosotros. El artefacto será presentado el próximo sábado, 15 en el Supernova de Oviedo.