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Escribir contra el olvido

Los diarios de la guerra de Bosnia de Alfonso Armada y las fotos de Gervasio Sánchez

Escribir contra el olvido

Alfonso Armada posee una amplia trayectoria profesional como periodista, enviado especial del diario "El País" a los Balcanes y África, corresponsal en Nueva York del periódico ABC, director del máster de Periodismo de este mismo periódico y editor y director de una de las apuestas más arriesgadas e interesantes, la revista digital FronteraD, uno de los pocos faros que permanecen en pie frente a toda esta inmensa hipocresía cotidiana. Crónica, cuaderno de bitácora, diario, origen de la palabra comprometida como testigo y testimonio ("Pero he venido aquí más por una obligación moral que por una obligación hacia mi periódico o para buscar el brillo profesional"), como herramienta punzante con la que romper el silencio y dar voz a quien es sometido, pálpito poético también pues quien escribe lo hace desde la desnudez y la humildad -y desde ese lado enfrentarse a la realidad se convierte en algo insoportable-, todo eso y mucho más nos alcanza desde este libro. Análisis certero y lúcido sobre la condición humana (el verdugo y quien permite o mira hacia otro lado), la culpa que se convierte en sombra que nos acompaña y que deberíamos aceptar todos y todas como algo propio ("Me justifico diciendo que si lo cuento es como si afrontara mi parte de responsabilidad ante el estado de las cosas. Pero me temo que esa respuesta no agota las razones"). Cómo el horror cabalga sin límites pues las fronteras sí son señaladas y delimitadas con toda exactitud pero permanecen siempre abiertas para que la barbarie siga invadiendo cuerpos y territorios: "Es una destrucción lenta y minuciosa. No es que los habitantes de Sarajevo se acostumbren al horror, sino que lo sobreviven".

Crónica precisa de la realidad, crónica sentimental a su vez, acercamiento desde el hombre que escribe y no tan sólo desde una mirada de lejos, del que llega. Aproximación a la mentira y también a las condiciones laborales y personales que vive el corresponsal de guerra, la precariedad absoluta y la falta de respeto de quien está al otro lado, el periodismo contado desde dentro y sin tapujos. Y la miseria que esconde todo ser humano en condiciones extremas, también la belleza, el recuerdo de aquello que amamos y nos salva, limpia nuestra mirada del horror. La complejidad de un conflicto armado que desangró un país, la violencia extrema, la muerte, y la actitud permisiva del mundo hacia el exterminio: "No es posible que Europa asista durante meses y meses a esa misma pesadilla sin hacer nada. Europa no iba a permitir que eso sucediera en su propio corazón. No podría soportarlo. Europa es un continente sensible a las violaciones de los derechos fundamentales del hombre. Europa no iba a tolerar una tumba colectiva con decenas de cadáveres musulmanes asesinados a sangre fría en una ciudad llamada Mostar. Europa no podría tolerar que en lugares como Banja Luka se estuvieran poniendo en práctica medidas de limpieza étnica similares a las de los nazis". Pero lo permitió.

"Contar y andar es la función del periodista", escribió Manuel Chaves Nogales, y exactamente así lo entiende Alfonso Armada quien vuelve veinte años después al lugar del conflicto para reencontrarse con una realidad muy diferente y asumir todo el proceso interior que implica este regreso: "Sarajevo me acompañará siempre. Como todo lo vivido durante la guerra. Forma parte de mis penas y alegrías más hondas. Miedo, rabia, malestar. De mi identidad de periodista y de mi dudosa condición de ser humano." Proceso y duelo difíciles de describir: "Dice el filósofo Rüdiger Safranski, al que, como a tantos otros, debería haber leído detenidamente hace muchos años: `No tiene uno nunca la sensación de expresar con exactitud lo que ocurre en su interior. Aquello que vive dentro de uno nunca es del todo lo que se puede decir al respecto´. Y, sin embargo, lo seguimos intentando. Estos cuadernos son, en cierta medida, y con todas sus mentiras, medias verdades y estridencias, un intento de hacerlo". Escribir como declaración no sólo de intenciones, también de principios: "Escribir no es un alivio, no sirve para nada. Pero escribo, contra el olvido del mundo y contra mi propio olvido".

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