El Grupo de Estudios del Exilio Literario (GEXEL), fundado en 1993 y dirigido desde entonces en la Universidad Autónoma de Barcelona por Manuel Aznar Soler, conmemoró el setenta y cinco aniversario del final de la guerra civil y del inicio del exilio con este tocho en el que se reúnen trabajos de investigadores de diversas universidades y organismos, tanto españoles como foráneos, y que ve la luz, como tantos otros estudios iluminadores y casi secretos debido a su escasa difusión, en la colección "Biblioteca del Exilio" de la prolífica editorial Renacimiento. En los libros de este tipo se espera encontrar bastante meritocracia curricular, y la hay, como hay presencias reiteradas -Rafael Alberti, Max Aub, José Bergamín- y ausencias relevantes -Alejandro Casona entre los que nos tocan más de cerca-, pero quien se deje ofuscar por eso y no le dé una oportunidad al libro, se perderá algunos artículos verdaderamente interesantes sobre autoras y autores desconocidos para la mayor parte del público. Entre ellos el que Fernando Valls le dedica a "Una infancia llamada exilio", las memorias de Federico Patán, escritor nacido en Gijón en 1937 y perteneciente, por tanto, a esa segunda generación del exilio que por razones de edad no participó en la guerra civil pero heredó sus consecuencias.
Entre los artículos más ilustrativos está también el de Manuel Aznar sobre el retorno de Cecilia G. de Guilarte a la España franquista de 1969. Guilarte, republicana vencida que se exilió en Francia, primero, y en México, después, tuvo cuando regresó cierta repercusión mediática al ganar el Premio Águilas por la novela "Cualquiera que os dé muerte" y por tener la valentía de declarar a la prensa, con total honradez y naturalidad: "Me fui porque me dio mucho coraje perder la guerra". "¿Y por qué regresó?", le pregunta entonces el sorprendido periodista. "Pues? porque también me daba mucho coraje estar contra mi voluntad fuera de España". Y sigue: "Veamos: ¿Su republicanismo es exclusivamente literario?". Contestación: "No, no es sólo literario".
Algo de novela policiaca tiene la colaboración que Sergio Campos le dedica al excesivo Enrique Castro Delgado, autor de "Hombres made in Moscú" y otros libros de memorias en los que renegaba del comunismo que antes había abrazado. Y algo de exótica la figura de María Dolores Boixadós, esposa del médico José Souto Candeira, con quien vivió entre experimentos nucleares en Oak Ridge, Tennessee. Boixadós es autora de la que parece muy interesante novela "Retorno".
Dividido en dos partes con diversos capítulos cada una, en la primera se abordan los viajes que exiliados como Max Aub -"he venido, no he vuelto" dijo en 1969- o Ramón J. Sender hicieron a España sin establecerse definitivamente. En la segunda se estudian, desde varios puntos de vista, los regresos -algunos imaginados, como el de Segundo Serrano Poncela; y otros reales, como los de Antoniorrobles o Antonio Espina-. A estas dos partes se añaden ambos anexos de homenaje a dos imprescindibles historiadores de la literatura española fallecidos en 2013: Dennis Nigel y Carlos Blanco Aguinaga.
Leer este inabarcable libro de cabo a rabo no es necesario, pero resulta altamente recomendable espigarlo en busca de sus muchos novedosos datos.
