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PABLO HUERGA MELCÓN | Filósofo, acaba de publicar La ventana indiscreta. Una poética materialista del cine

"El cine es una ciencia humana, al igual que lo son todas las artes"

"Creo que detrás de mi libro hay una teoría general que se construye a partir de una reinterpretación de la idea de acción de Aristóteles"

Pablo Huerga Melcón. JUAN PLAZA

¿El cine es susceptible de ser tratado como una ciencia humana? El filósofo Pablo Huerga Melcón (Benavides de Órbigo, 1966) ha escrito La ventana indiscreta. Una poética materialista del cine, editado por Rema y Vive, para responder a esa pregunta. El profesor, que da clases en Gijón, se apoya en Gustavo Bueno y su teoría del cierre categorial para elaborar una muy sugestiva teoría general sobre las artes.

-Su tesis es que el cine se puede categorizar como una ciencia humana. ¿Por qué?

-El cine es una categoría de la realidad. La cuestión es si, como arte, proporciona algún conocimiento del mundo. Se trataría de discriminar qué tipo de realidad trata. Muy breve: lo que estudia el cine es la poética, lo que estudian todas las artes, y ahí está la tesis de mi libro. Está centrada en el cine, pero es una tesis general sobre las artes. Y el arte trata las acciones humanas en presente finalista, como decía Aristóteles. Representar es reconstruir una acción a través de los elementos causales que la construyen.

-Usted le da la vuelta a la teoría aristotélica de la mímeses y se apoya, para desplegar su propia tesis, en la teoría del cierre categorial de Bueno...

-Eso es. La teoría del cierre categorial parte de que hay que analizar las ciencias discriminando las partes formales y materiales, frente a la epistemología, que parte de la distinción entre sujeto y objeto. ¿Por qué el cine es una ciencia humana? Es la poética del siglo XX y un arte que estudia las acciones finalistas humanas, y, en ese sentido, es una ciencia humana. ¿Por qué? Pues porque analiza las acciones de los sujetos en su despliegue. El cine es una ciencia humana como lo son, en realidad, todas las artes.

-¿Bueno comparte su tesis?

-No lo sé. Le ha resultado interesante lo que digo, pero en el debate de la presentación del libro no se planteó el tema. El insistió en que el cine es un arte, lo que yo no discuto. Lo que yo mantengo es que el arte, a partir del planteamiento de Aristóteles en la "Poética", tiene que ver con las ciencias.

-Los significados de la obra de arte son inagotables por definición. ¿Esa característica es coherente con una categorización científica de las disciplinas artísticas?

-La acepción de ciencia ha ido cambiando a lo largo de la historia. A partir del XIX surge la concepción de la ciencia como ciencia humana. Con este libro, lo que pretendo es abrir un poco más la acepción de ciencia para incorporar lo que Aristóteles planteó ya en la "Poética". Y es que la poética tiene que ver no sólo con la belleza, sino también con la verdad.

-Pero es siempre una verdad relativa.

-Efectivamente. En la teoría del cierre categorial se plantea que las ciencias humanas no pueden alcanzar verdades necesarias, como las naturales. Lo que yo digo, y también desde la posición del cierre categorial, es que las artes se entienden también como construcción. Y por eso tienen que ver con la ciencia. En su construcción están proporcionando nuevas realidades al mundo y, por tanto, transformándolo. Propongo que se interpreten las obras de arte como teoremas. Un teorema como construcción que incorpora las propias operaciones en una unidad, en la obra de arte.

-Veo un problema: las obras de arte se ofrecen como proposiciones cambiantes y su interpretación depende de cada individuo, de sus condiciones,de las de su tiempo...

-Una obra de arte es una realidad ontológica objetiva, completa. Pero una película es, en realidad, una teoría. La verdad de una obra de arte no es su adaptación a la realidad que refleja o representa, sino que la verdad es la propia construcción artística. El hilo conductor, la herramienta que permite el cierre categorial de una película es la verosimilitud con la que están articulados todos sus elementos; es decir, lo verosímil en el cine es lo verdadero. Ahora bien, la verosimilitud la da también el público, que es lo que dice Hitchkock. En las ciencias humanas es imposible un ciere gnoseológico tan preciso como en las naturales, pero da lugar a una realización objetual que podemos analizar.

-Desde esa posición materialista, novedosa en muchos aspectos, ¿podríamos elaborar una teoría general para todas las artes?

-Propongo lo que desarrollo en el libro a propósito del cine. Se podría aplicar a todas las artes miméticas. Creo, de hecho, que detrás de mi libro hay una teoría general que se construye a partir de una reinterpretación de la idea de acción de Aristóteles. Éste dice que la poética estudia la tragedia, una acción con planteamiento, nudo y desenlace. Ahora bien, si la mímesis se entiende como reflejo de la realidad, estamos perdidos; hay que entenderla como una acción que emula otra acción, como una reconstrucción operatoria. El arte es así la materia a través de la que se reconstruye una acción finalista. En mi teoría hay una evidente influencia de los formalistas rusos. Y es lo que dice la teoría del cierre categorial: la ciencia reconstruye la realidad.

-Es muy interesante porque incide en aquello que, relacionado con la creación, tienen en común las ciencias...

-Exactamente. En un artículo reciente he dicho, por ejemplo, que la robótica es la disciplina por la que construimos figuras que recrean acciones finalistas en presente dramático. Ahí el automatismo no se ve.

-Volvamos al cine. ¿En qué consistió su novedad?

-Poner en movimiento la imagen. Conseguir la ilusión del movimiento, que es algo magnífico. Y desde el punto visto artístico, pues logra el ideal que se veía en la ópera: una suma de todas las artes. Es imagen, música y diégesis, es decir, narración.

-¿La importancia del cine está en que supone un desbordamiento del hecho teatral o que es imagen en movimiento?

-En que desborda al teatro, creo.

-Muchos cineastas no estarán de acuerdo...

-Bueno, desde el punto de vista técnico, en la imagen en movimiento; ahora bien, desde el artístico, creo que es más importante ese desbordamiento del hecho teatral. La tesis de mi libro insiste en que el cine es, en realidad, una ventana indiscreta por la que ves y no te ven.

-¿Cómo le influyó la película de Hitchcock, que da título a su libro?

-Es la clave. La película plantea un análisis gnoseológico de la acción. Se ve bien lo que hace el cine: toma una trayectoria biográfica y recorta los tramos finalistas. En realidad, nuestra vida es una continuidad de discontinuidades, que son el aspecto poético.

-Una curiosidad: ¿cuál es su película preferida?

-"Lawrence de Arabia". Llega a lo sublime en todos los elementos, que están muy bien articulados.

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