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Las mujeres y los días

En Taormina, en invierno, una novela negra que refleja la delicada belleza de un lugar mediterráneo liberado del ajetreo veraniego

Taormina es una ciudad para el verano, con su belleza mediterránea atestada de turistas contemplando las ruinas de la Magna Grecia. Quizá por eso Antonello Carbone, periodista que vive en Catania y trabaja en la redacción de RAI en Sicilia, se propone en esta novela mostrarnos la delicada belleza que permanece cuando todo ese ajetreo se desvanece durante el invierno. Y lo hace con un tono noir que no deja de caer en la explicación excesiva -el narrador omnisciente quizá lo es demasiado-, pero que, sin embargo, atrapa al lector con su propuesta.

Giacomo Cassisi, periodista que trabaja en la "Gazzetta del Mattino" y protagoniza la novela, recientemente separado, apegado a su gata Niciula, aficionado al dibujo y probablemente aburrido, tratará durante este invierno de dar solución a la extraña muerte, en plena vía pública y presenciada por un pintor callejero, de Efre Vazzini, heredera del imperio de una familia cuya fortuna ha subido como la espuma al ritmo que lo hacía el sector inmobiliario. Cassisi, contra lo que piensan sus superiores en el periódico y el subteniente Buttita, está convencido de que la rica heredera ha sido asesinada, probablemente por envenenamiento, pues se desplomó en plena calle con el teléfono móvil en la mano, el número de su marido marcado y sin llevar encima el bolso.

Las indagaciones de Cassisi, que nos traen y nos llevan de Taormina a Catania, tendrán como eje conductor a cinco mujeres reales y una virtual -por esas ironías de la vida, a Cassisi le gusta citar a Oscar Wilde: "La bigamia es tener una mujer de más; la monogamia, lo mismo"-. En primer lugar está Elena, compañera en la redacción del periódico dedicada a labores administrativas, fiel cómplice y escritora de talento que no acaba de explotar esa faceta al vivir desbordada por los problemas de pareja que le genera haberse liado con un entrenador personal de origen dominicano que la mantiene demasiado a raya. También están Ángela, la chica que se encarga de la limpieza y la plancha para Cassisi y que tendrá un involuntario papel en la trama; Simona Sansevero, la compañera de estudios y profesional televisiva de éxito que acude a Taormina para cubrir la muerte de Efre Vazzini espoleada por las crónicas de la "Gazzetta del Mattino"; la sofisticada baronesa Rosalía, prototipo de mujer poderosa y manipuladora; la despampanante Irina, femme fatale crepuscular, tan desvalida como adaptable, tan seductora como peligrosa; y la escurridiza Eylis, nombre de guerra que en el chat del Messenger, en el que contacta con Cassisi, utiliza una de esas mujeres reales.

Además están el confidente Zanzara, que da pistas y sabios consejos a través de enigmáticas letras de canciones o dichos populares: "De los enemigos me guardo yo, de los amigos guárdeme Dios"; el ingeniero Pisani, esposo de la difunta Efre Vazzini con algunas cosas que ocultar; y Berselli de Martis, farmacéutico y amigo de la difunta, también portador de secretos que no desea revelar.

Pese a algunos deslices en la traducción -los constantes "vendré a verte" por "iré a verte"- En Taormina, en invierno es una novela entretenida y con la intriga bien armada. Ideal para pasar una tarde en la playa.

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