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MANUEL ASTUR | Escritor, publica el ensayo "Seré un anciano hermoso en un gran país"

"La amargura y el cinismo son claros signos de imbecilidad emocional y cobardía"

"Somos el único país que se cree la propaganda en su contra que escribió el resto del mundo"

Manuel Astur. EDUARDO BLANCO GARCÍA

Seré un anciano hermoso en un gran país. Sugerente título para mezclar ensayo y autobiografía en un libro con el que su autor, Manuel Astur, confía en emocionar al lector. Astur (Grado, 1980) es escritor, periodista, poeta y productor musical. Cofundador del movimiento literario Nuevo Drama, ha publicado el poemario Y encima es mi cumpleaños y la novela Quince días para acabar con el mundo.

-¿Por qué lo llama un ensayo emocional?

-Porque creo que ensaya y espero que emocione al lector. El pensamiento, cuando es sincero, es algo vivo que se crea a sí mismo y respira y palpita.

-¿Qué guerra silenciosa se ha librado en España y dentro de usted en los últimos 30 años?

-Una muy intensa, compleja, a veces divertida y otras dolorosa, que no puedo resumir en dos líneas. De hecho para responder a esta pregunta, entre otras, he escrito el libro.

-¿Qué muros reconstruiría y cuáles derribaría?

-Reconstruiría los muros de la casa de mi familia todas las veces que fuera necesario. Derribaría lo muros que quieren alzar los imbéciles y los políticos entre nosotros.

-¿Lo suyo con Asturias ha sido una reconciliación?

-Ha sido una reconciliación conmigo mismo, con quién soy y de dónde vengo. Ha sido como un árbol descubriendo que es árbol y que tiene raíces.

-¿Hay que ser mala persona para definirse escritor?

-En realidad para ser escritor, primero habría que intentar ser la mejor persona posible, al menos la más humana, en toda la amplitud de la palabra humano. Por desgracia no suele ser así.

-¿Cuál es su patria real?

-Mi única patria es mi memoria, el futuro que imagino y, sobre todo, mi presente. Pero por fortuna tampoco es real: todo es cambiante y se puede reescribir todas las veces que quieras siempre y cuando no hagas daño a los demás. Es una narración milagrosa.

-¿Hay mucho impostor en la lucha antifranquista?

-Bueno, yo no estaba vivo de aquella, pero es obvio que gran parte de los que con la democracia llegaron al poder no se caracterizaban precisamente por luchar en la clandestinidad por la Libertad. Se subieron al carro después, cuando el carro se puso en marcha, y empujaron fuera a otros más válidos pero menos oportunistas y dado a conspiraciones de corte.

-¿Qué significa en su vida el 23-F?

-En mi vida significa una amenaza, algo que me pasó rozando. Ocurrió cuando yo era un bebé y de haber tenido éxito, habría hecho que ahora fuera un adulto diferente en un país mucho peor.

-¿Hay que ser tonto para ser feliz?

-Hay que ser tonto para ser un amargado. La auténtica sabiduría y la inteligencia son luminosas y llevan al sosiego. De todos modos, la búsqueda de la felicidad es la zanahoria atada al palo, porque de la felicidad es una droga dura que siempre deja con ganas de más. A mí me gusta mucho más nuestra amiga. la modesta y poderosa alegría.

-"Pienso que nunca he sido español", escribe. ¿Cómo Fernando Trueba?

-Pienso eso, e inmediatamente añado que nunca me he sentido español del todo porque no me explicaron qué significaba serlo, y si lo hicieron fue para decirme que era algo malo y pasado. Lo de Trueba se sacó un poco de contexto, creo yo.

-¿Rivera e Iglesias son el pasado del futuro?

-Son el presente más inmediato, y son un futuro con el que llevábamos tiempo soñando. Un futuro sin dinosaurios: barones socialistas, señoritos peperos o sindicalistas con rólex en la muñeca del puño alzado. Otra cosa es cómo envejezcan, pero de momento es algo que ni podíamos soñar hace apenas cinco años.

-¿Se puede echar de menos lo que aún no se ha ido?

-No sólo se puede si no que es necesario para disfrutar del presente.

-¿La amargura y el cinismo son signos de inteligencia?

-Son signos de clara imbecilidad emocional y cobardía. Ir de veterano de guerra y dar consejos sin haber luchado es mucho más cómodo. Venir de vuelta de todo sin haber ido es menos cansado.

-¿Está sobredimensionado el papel de la Inquisición?

-De la Inquisición Española claramente. Somos el único país del mundo que se cree la propaganda en su contra que escribió el resto del mundo.

-¿Qué la pasa o qué le pesa a su generación?

-Muchas cosas, pero yo creo que sobre todo, nos pesa que no siempre seremos jóvenes, como habíamos creído, y que encima probablemente nos pareceremos mucho a las generaciones anteriores.

-¿Se avergüenza de haber sido tan crédulo?

-No me avergüenza de nada salvo de cuando he hecho daño a mis seres queridos. Prefiero a un crédulo que a un incrédulo perpetuo.

-¿Dónde encuentra la decadencia en Asturias?

-Creo que vive cerca de mi pueblo, en uno de los edificios abandonados de la Fábrica de Armas de Trubia. Se pasea en zapatillas de cuadros y batín y contempla las calles vacías detrás de las cortinas desgarradas. Se calienta con una brasero y se pasa el día leyendo periódicos de hace 60 años.

-¿En España son católicos hasta los ateos?

-Por supuesto, del mismo modo que la mayoría de los católicos son un poco ateos. Son las dos caras de una misma peseta.

-¿España son siempre los demás los que fallan?

-Por desgracia así viene siendo en la mayoría de los casos. Parecer ser que lo bueno lo conseguimos de modo individual, o como mucho en nuestro pueblo o comunidad, porque somos la leche, mientras que todo lo malo ocurre porque el país es un desastre y la culpa siempre es de los otros.

-¿Cuándo nació por segunda vez?

-Como todos, al llegar a a la adolescencia y darme cuenta de que el que era ya no estaba y que a partir de entonces me iba a a tener que apañar solo.

-¿El turismo envenena?

-Viajar abre los ojos y es maravilloso. El turismo es una plaga de langostas que acaba con todo.

-¿Los profesionales son los monjes de la religión laica?

-Son los fanáticos del Progreso. Sólo saben hacer una cosa y sólo les interesa esa minúscula porción de la realidad. Los profesionales, en muchos casos, son el egoísmo convertido en virtud.

-¿Nos asusta la libertad?

-Yo creo que más bien nos asusta la libertad de los demás.

-¿Se sigue disfrazando en Facebook?

-Me disfrazo en todas partes. Este es uno de los muchos disfraces a los que llamo personalidad. Debajo de él hay un mono asustado porque sabe que algún día morirá.

-Su presente es su futuro en llamas. ¿Quiere arder en ellas?

-Desde hace años me caliento junto a esas llamas y trato de proporcionar calor a quien quiera acercarse, ya sea leyéndome o sentándose a mi lado en un cruce de caminos cualquier noche de estas.

-¿Para qué sirve el arte?

-Para alimentar el alma. Para ampliar nuestra vida, ya que alargarla es absurdo e imposible. Para disfrutar del poco tiempo que nos ha sido dado. Para volver a tomarnos tan en serio el presente como un niño cuando está jugando. Para aprender a pensar, a sentir y a ver. Para ser libres de verdad.

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