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El teatro Villamarta de Jerez, de nuevo en la cuerda floja

Otra institución cultural en grave crisis por negligencia política

En el ámbito cultural las consecuencias de la crisis, añadidas al "terrorismo" que para el sector ha supuesto el IVA Cultural al 21 por ciento, sigue generando problemas en múltiples ámbitos debido, sobremanera, a una gestión política que aparca el derecho ciudadano a la cultura como una de las últimas prioridades presupuestarias.

Un nuevo y llamativo ejemplo ha saltado a la prensa nacional: el de la Fundación que gestiona el teatro Villamarta de Jerez al borde de la disolución debido al fuerte déficit que arrastra causado por un infrapresupuesto público que no daba para cubrir los gastos básicos de mantenimiento -empleados, luz, agua, etc.- pese a que el equipo de profesionales del teatro ha venido sacando adelante una programación de calado, importante, y con buen índice de retorno en taquilla. Nada sirve ante la nulidad política de anteriores administraciones que orillaron un teatro que ha sido ejemplo en el conjunto de España por su magnífica trayectoria artística.

El Villamarta, un teatro construido a finales de los años veinte del pasado siglo, conoció momentos de esplendor como propiedad privada y tras su cierre, el Ayuntamiento de Jerez lo compró en 1988, acometiendo una profunda reforma que lo convirtió en un moderno y polivalente equipamiento cultural. Dotado de 1.200 localidades el teatro reabrió en 1996 con un concierto protagonizado por el tenor Alfredo Kraus y, desde entonces, se ubica en los circuitos líricos gracias a una temporada de ópera magnífica que desemboca en el Centro Lírico del Sur y que acoge, cada año, ciclos que han sido ejemplares por su impecable organización. Francisco López, anteriormente, e Isamay Benavente en la actualidad han sido sus responsables. Ambos han sabido luchar por mantener una programación de calidad que, además, ha sido un bastión para los cantantes y artistas españoles que han encontrado aquí un lugar donde trabajar en condiciones dignas y un público entregado y muy al tanto de unas propuestas que tienen en el Festival de Jerez -dedicado al flamenco- otro de sus hitos más relevantes. Pero en el Villamarta hay mucha más actividad: orquestas sinfónicas, recitales, teatro, etc, configuran el núcleo anual que da servicio a Jerez y a su ámbito de influencia.

Ya al inicio de la crisis se vieron obligados a suspender la temporada de ópera y ahora vuelven las malas noticias, lo cual genera inestabilidad y problemas a corto y medio plazo. No hay derecho a que un trabajo tan cuidado y con el inmenso respaldo popular que atesora esté continuamente en la cuerda floja. Es una vergüenza para el Ayuntamiento de Jerez la situación, pero también para la Junta de Andalucía y para el Ministerio de Cultura -siempre volcado cuando se trata de soltar dinero en la capital del reino y tan rácano con el resto del estado-. Ahora el Ayuntamiento trata de salvar la cara diciendo que garantiza la programación y los políticos han empezado con su peculiar teatrillo de culparse unos a otros y a tirarse los trastos a la cabeza. ¡Menos guerra de guerrillas y más diálogo y colaboración! para encontrar una solución a un centro cultural que ha de tener una estabilidad a medio y largo plazo que garantice a los jerezanos su derecho constitucional de acceder a actividades culturales. Como diría Camilo Sesto "Siempre se repite la misma historia", verdaderamente ¡qué pereza y qué asco!

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