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La carga del recuerdo en Roncagliolo

El novelista rememora el convulso Perú de los noventa en La noche de los alfileres

Poniendo el dedo en la llaga del Perú cercenador y conflictivo de los 90, Santiago Roncagliolo, (Lima, 1975), vuelve a la novela con La noche de los alfileres; el retrato realista y grisáceo de una generación. Con este último libro el autor de Abril rojo, que reside en Barcelona, pone en primera línea de fuego a la memoria personal y colectiva.

Los cuatro protagonistas de La noche de los alfileres, ya convertidos en adultos, recordarán su pasado en un colegio de jesuitas de Lima con una concatenación de sensaciones que remarcan la inseguridad, desconfianza y temores de aquellos días. "Se narra el momento entre la edad adulta y la adolescencia; un cruce brutal. Muchos de los recuerdos son ficciones y a la hora de inventar la historia no dejo bien parados a muchos de los personajes, después llegará la contradicción. Cada personaje tiene su propia versión de los hechos", apunta Santiago Roncagliolo.

En los personajes de la novela está lo mejor y lo peor del ser humano. Por un lado el compañerismo, pero también asomará insidiosamente el recelo y la burla,lo que el autor peruano resume así :"Cuando era chico el problema del bulliyng no existía, el acoso era tomado como algo normal y habitual; era totalmente diferente a hoy en día. Los chicos de la novela sienten que no encajan en todo ese ambiente ni son aceptados. Se narra el momento en que no van a someterse y se disponen a controlar el poder".

La noche de los afileres comparte con otras obras de Roncagiolo la característica de intentar averiguar hasta dónde puede llegar el ser humano, las fronteras nada preestablecidas."Escribo sobre miedos, bordeo el thiller y la novela negra. Los miedos son alertas hacia lo desconocido, marcan los límites de la humanidad. Me interesa mucho todo ese género; el drama hace que te quedes con los personajes jugándose cosas esenciales".

La historia personal de los protagonistas de la novela se entremezclarán en el propio momento histórico de Perú, lo que acontece "con interacción a partir de una emoción universal y básica. Con todos esos motores esenciales se produce un cóctel que dará lugar a una bomba explosiva."

Con las hormonas a flor de piel el sexo figurará como instrumento de poder, dominio y seducción en la vida y en la literatura."Tuve una adolescencia represiva en un colegio de varones. Allí todo el mundo contaba chistes y hablaba de sexo sin tener ni idea. En un mundo de la obstentación era poder y llegaba hasta ser invención: iba de lo ridículo a lo violento. Todo ello está muy presente en el libro", relata.

La dura visión de Latinoamérica, y más concretamente de su país, Perú, se suceden como argumentos inexcusables en su literatura como estado de amenaza latente, a pesar de que "América Latina ha mejorado muchísimo en los últimos tiempos, pero yo he crecido con todo ese ADN de la violencia: primero el de la guerrilla, después el del narcotráfico. Allí la violencia no se destruye, sino que se transforma, todavía hoy en día hay gente a la que le toca morir en la calle". El regusto por el viaje ha sido para el novelista peruano una fuente de inspiración nada desdeñable, debido a que "cuando viajas tomas distancia y obtienes una visión con perspectiva. Tratas de organizar la vida como observador externo. Te enfrentas a ti mismo".

La Barcelona atractiva y seductora de los años 80 como centro de acogida, que tan buena literatura deparó en la pluma de Mario Vargas Llosa o Gabriel García Márquez, entre otros autores latinoamericanos, ha desaparecido según Roncagliolo. "Esa Barcelona de antaño ya no existe, ahora el escritor latinoamericano va a Madrid. Adoro Barcelona, pero ha dejado de ser esa puerta abierta a América. Su preocupación por su propia identidad le impide todos esos vínculos y le ha hecho romper lazos con todas esas identidades."

La aportación de España a su obra y persona ha sido, para Roncagliolo, "muy grande.Soy un enamorado de España. Creo en los valores de los españoles más que muchos de sus ciudadanos. España es un país mejor de lo que piensan sus habitantes.Literariamente me ha hecho obtener una mirada lúcida y objetiva de mi pasado."

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