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Historia

Corresponsales de guerra antifascistas en la contienda civil española

Hotel Florida retrata a las grandes figuras que dieron cobertura al conflicto

La Guerra Civil española se convirtió desde su inicio en un foco de atención mundial como primer escenario del enfrentamiento entre las democracias liberales y el fascismo rampante que triunfaba en Alemania e Italia y amenazaba al resto de Europa. No es extraño, pues, que las principales agencias de prensa y grandes periódicos y revistas de los países democráticos y de la Unión soviética enviasen a sus mejores fotoperiodistas y corresponsales de guerra a seguir el conflicto civil español. En España se jugaba el futuro del mundo.

La escritora norteamericana Amanda Vaill analiza magistralmente en este libro, Hotel Florida , la labor que ejercieron los corresponsales de guerra antifascistas en la difusión a todo el mundo del desarrollo del conflicto a través de tres parejas; la de los fotoperiodistas Robert Capa, seudónimo del húngaro André Friedmann y de la alemana nacida en Polonia Gerrta Pohorylle, conocida como Gerda Taro; la integrada por del escritor y periodista Ernest Hemingway y su amante la periodista y escritora Martha Gellhorn; y la pareja de censores de prensa extranjera, unida también por lazos sentimentales, integrada por Arturo Barea y la periodista austriaca y militante socialista Ilse Kulcsar.

Pero en torno al detallado análisis de la actividad periodística y censora e incluso vital y personal de esas tres parejas desfilan por las páginas del libro decenas de destacados periodistas, intelectuales antifascistas, políticos, militares republicanos y asesores militares y miembros de los servicios de inteligencia soviéticos que participaron en la guerra. Como, por citar sólo algunos: John Dos Passos, André Malraux, George Orwell, el corresponsal de The New York Times, Herbert L Matthew, el general Miaja, Constancia de la Mora, Carlos Contreras, alias Vittorio Vidali, el creador del 5º Regimiento (al que erróneamente, como hoy sabemos, la autora señala como el maquinador del asesinato del revolucionario cubano Julio Antonio Mella) el médico canadiense Bethune quien puso en práctica en el bando republicano las transfusiones de sangre móviles, salvando innumerables vidas?

Robert Capa y Gerda Taro cubrieron el conflicto para el diario comunista "Ce Soir " desde el inicio con la que fue la fotografía símbolo para todo el mundo de la Guerra Civil, La muerte de un miliciano hasta el éxodo hacia la frontera francesa de los derrotados republicanos y los campos de concentración en el sur de Francia. Taro falleció en el frente de Brunete en un desgraciado accidente, pero Capa llegó hasta el final fotografiando las acciones en los frentes de Teruel, del Ebro, la caída de Barcelona, el éxodo y los campos de concentración franceses.

Hemingway vino a España en un momento crítico de su carrera literaria y no sólo encontró en nuestra guerra las experiencias que necesitaba para relanzar su obra creativa (que le valdrían el Premio Nobel de 1954) que culminó tras la guerra con su novela Por quién doblan las campanas, en la que resuenan sus contactos con la unidad de guerrilleros del Ejército de Levante.. Pero también nuestra guerra civil le transformó de un escritor apolítico en un comprometido intelectual y portavoz de la causa antifascista como prueban sus artículos para la agencia NANA y su participación en el documental Tierra española cuyo guion escribió y al que le puso su voz tras el fracaso de la primera locución de Orson Welles, documental que tuvo una amplísima difusión en Estados Unidos.

Ese fue también el caso de su compañera Martha Gellhorn que vino a España tras Ernest y tratando de alcanzar un nombre en el mundo del periodismo y terminó escribiendo palabras como éstas: "Lo que ocurre aquí nos concierne a todos los que no queremos que Mein Kampf sea la nueva biblia del mundo. España está luchando por todos nosotros".

Amanda Vaill ha realizado en esta obra una reconstrucción minuciosa y fidedigna de la actuación de sus personajes reales en el contexto de sus biografías y del ambiente cotidiano en que vivieron su experiencia y labor de corresponsales, de ahí el título del libro: el Hotel Florida, situado en la calle de Galerías Preciados, donde se alojaron Ernest y Martha y Capa y Taro arrostrando el peligro de las bombas que los sublevados lanzaban sobre el Madrid asediado desde el cerro de Garabitas.

Las fuentes del libro han sido cartas, diarios, memorias, pero también documentos oficiales, películas recuperadas, biografías, noticias de la época. No estamos ante un libro de historia o biográfico, ni está escrito en un registro académico, sino en clave narrativa, pero sin que sea una novela, sino una eficaz combinación de géneros que, además, nos proporciona datos inéditos o apenas conocidos como, por solo citar dos, el reclutamiento, tras la guerra, de Hemingway por el KGB con el alias de Argos, el de que la fotografía del miliciano caído el frente de Córdoba que se convirtió en el símbolo de la guerra no fue sino una simulación in situ, pero que inesperadamente una bala de un francotirador fascista le atravesó el corazón, lo que le produjo a Capa ciertos remordimientos, pero sobre el que mantuvo cierta ambigüedad.

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