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ROGELIO RUIZ | Arquitecto, publica "La arquitectura atravesada por la luz"

"La luz es el arma arquitectónica con mayor capacidad para despertar nuestros sentimientos"

"Escribir permite analizar lo proyectado y generar nuevos elementos para la creación"

Rogelio Ruiz, en su estudio. FERNANDO GEIJO

La luz es un tema central de la propia arquitectura, tan crucial que constituye, junto con la gravedad, uno de los ejes del trabajo arquitectónico: "la gravedad construye el espacio y la luz construye el tiempo". Así los apunta Alberto Campo Baeza, arquitecto que firma una obra marcada por ese elemento primordial, en el prólogo a La arquitectura atravesada por la luz, libro de Rogelio Ruiz Fernández (Mieres, 1965) que hoy a la siete de la tarde se presenta en el Museo de Bellas Artes. La elección de ese escenario remarca el vínculo que, precisamente a través de la luz, las artes constructivas establecen con otros ámbitos plásticos, como la pintura o la escultura.

- ¿Hay que tratar la luz como si fuera un elemento constructivo?

-No es un elemento constructivo más, es, junto con el espacio, el arma arquitectónica con mayor capacidad para despertar nuestros sentimientos.

- ¿Se reconoce en esa mirada de pintor que le adjudica Juan Carlos Arnuncio en el proemio de su libro?

-Me reconozco en ese pintor que trata de descubrir la luz en cada brizna especial que se produce en los distintos momentos del día, del año, del instante? Leonardo, como cito en el libro, diferenciaba en sus cuadernos la luz directa que arroja sombras, de la que existe cuando está nublado o de aquella que llamaba mortecina y se da justo antes de que el sol aparezca por el horizonte. Pero pienso también en un médico que se trata a sí mismo y estudia cuales son los efectos sobre él de tal o cual medicina. Las profesiones no son tan diferentes, ni las épocas son tan distintas. Los árabes que hicieron maravillas con el agua en sus jardines ensalzaban aquello de lo que carecían. Probablemente al ser la luz en nuestra tierra muchas veces triste y escasa, me haya llevado a su estudio intenso, a aprovecharla toda, a buscarla con afán, quizá como me asigna mi admirado Arnuncio, como si fuera un pintor.

- ¿En qué consiste el nuevo análisis arquitectónico que propone en su libro?

-En realidad se trata de un análisis de vacíos, ver los ejes y perforaciones que dejan pasar los rayos de luz y nos permiten lanzar desde nuestros ojos nuevas flechas que los atraviesan y escapan hasta el infinito. Ver en cierto modo lo que no es. Ver la arquitectura en su sentido amplio y observar los principios que, bajo las vestimentas de las modas, aparecen como ese fundamento permanente de la disciplina.

- ¿Podríamos escribir nuestra historia desde la posición en que nos coloca en cada momento la luz de los edificios?

-Tras el análisis que se produce en todo el libro, eso sí veteado y enriquecido con las aportaciones de escritores que en un momento dado se han sorprendido por un determinado efecto de luz, he desplegado una serie de artistas, pintores, escultores y arquitectos, que han utilizado los ejes de luz como arma proyectual y de sentimiento. Y sí, podemos ver momentos en la historia en los que las enfiladas de luz aparecen con mayor devoción.

- ¿La reflexión y la escritura son un refugio para el arquitecto en tiempos poco constructivos?

-La escritura es una lucha contra el olvido, y a la vez, al escribir analizamos lo proyectado y generamos nuevos elementos para la creación. Me siento muy afortunado de poder dejar en estas páginas muchas intuiciones y observaciones. En cierto modo, descanso al escribirlas. Y estoy muy agradecido a la Universidad de Valladolid por su publicación, ya que, si como usted bien dice no son buenos tiempos para la arquitectura, no creo que lo sean mucho mejores para la escritura. Al final se trata de una cruzada personal que en un momento dado, juntándose muchas estrellas, felizmente "ve la luz".

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