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Cuando la sátira y la ciencia ficción borran sus fronteras

Quienes hayan tenido la oportunidad de acercarse a alguna obra de los soviéticos Arkadi y Borís Strugatski -por ejemplo El lunes comienza en sábado- saben bien de su endiablada capacidad para compaginar la ficción científica con un despendolado sentido de la sátira que convierte sus tramas en cajas de sorpresas que se autorreplican como gremlins en celo. No en vano, los hermanos Strugatski (1925-1991 y 1933-2012), que escribieron casi todas sus obras a cuatro manos, marcaron un hito en la capacidad para triangular la decisión individual, el poder ciego de la burocracia totalitaria y los horizontes de la ciencia. Prepárense, pues, a recibir con una sonrisa y un rictus de preocupación la endiablada aventura del astrofísico Maliánov, encerrado en su apartamento para afinar una fórmula revolucionaria e interrumpido de continuo por el inquietante absurdo del exterior.

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