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Arquitectura

Contención y protagonismo

Los premios de la arquitectura española de este año

Palacio de Congresos de Mallorca, de Patxi Mangado.

El Consejo Superior de Arquitectos de España otorgó el premio bianual de obra de arquitectura 2017 a dos proyectos candidatos ex aequo. Una es el Museo de las Colecciones Reales de Madrid, obra de Luis Moreno Mansilla y Emilio Tuñón, discípulos aventajados de Moneo, que fueron los autores del MUSAC de León, entre otras magníficas obras, y la otra es el Palacio de Congresos de Mallorca, de Patxi Mangado, que como autor del Museo de Bellas Artes de Asturias aquí no necesita presentación.

Lamentablemente, Luis Mansilla nos dejó de repente, de visita en Barcelona, hace ya cinco años y no podrá recogerlo. Fue su socio Emilio Tuñón quien nos explicó monográficamente esta obra en Gijón invitado por el Colegio de Arquitectos este mismo año.

La primera conclusión que sacamos es que estas obras tan impresionantes tienen que forjarse con el tiempo. Los vaivenes políticos (que en Palma tomaron el cariz de jurídicos), los meses, años, que cuestan conformarlos y hacerlos nuestros, provocan que desborden los ciclos cuatrienales y que vayamos, poco a poco, viéndolos subir. Tanto Patxi como Emilio nos contaron los avatares políticos para que su hijo fuera creciendo, los parones, los avances, los cambios de líderes...

Vemos también que, cuando la entidad de un edificio es tan grande, pasa de ser arquitectura a ser urbanismo, borde urbano, icono de ciudad. El Palacio de Congresos de Mallorca, de Francisco Mangado, da un nuevo frente de la preciosa ciudad al mar. De igual manera el edificio madrileño se convierte en parte de la base del Palacio Real y la Almudena, y deviene elemento sustancial del alzado de Madrid. (Recuerdo también, hace años, invitado por Hidroeléctrica del Cantábrico en Oviedo, a don Fernando Chueca Goitia, que fue responsable desde 1950 del final de la Almudena contándonos su historia, por cierto Catedral curiosa ya que mira al poder Real del palacio en vez de cumplir el eje este-oeste que marca el precepto).

Esta obra de Mansilla-Tuñón se quiere y se sabe intemporal, y para ello no hay mejor aliado que la matemática, el ritmo y la sobriedad. Contención de medios y materiales, prácticamente solo piedra, eso sí cortada con tamaño ciclópeo, y también contención estructural, ya que el edificio es un gran contrafuerte que sostiene el enorme terreno detrás, y que lidia incluso con restos arqueológicos de un Madrid muy lejano que no se podían tocar. Con la piedra se une a sus vecinos ilustres y forma, desde su fachada trasera una especie de Acrópolis madrileña. Por otro lado desde la plaza de entrada entre los dos grandes edificios, el museo desaparece, bueno aparece como una modesta puerta al fondo. Recuerdo planteamientos con más presencia hacia esta plaza, como el del gran Vázquez-Consuegra en el concurso que fue en 2002. Pero una vez que se elige a uno, ese es el nuestro, el que vamos siguiendo. Y es que el museo, toma más tiempo, no se inaugurará hasta dentro de un par de años. Hay que colocar dentro cientos de objetos de las colecciones reales: carrozas, calesas, coches, cuadros tapices?

Patxi Mangado, como autor del de Bellas Artes de Oviedo, nos dio una conferencia en la biblioteca del Fontán y nos explicó su Palacio de Congresos de Mallorca. En su caso, al no haber desnivel, el edificio no se convierte en bastión como es el otro, sino en cierto modo en muralla, en la fachada de una parte de Mallorca desde los barquitos. También el mallorquín es hijo, como toda la buena arquitectura, de la matemática, pero tiene un afán más protagonista, ya que está más alejado de zonas sensibles como la catedral de Mallorca.

Los edificios del insular, que van asumiendo distintas funciones, hotel, palacio de congresos?se envuelven en una doble fachada común que da la imagen del edificio público que tantos años y desvelos llevó su culminación. También partió desde un concurso restringido, del 2005, luchando contra grandes arquitectos (muy grandes) que aquí no voy a citar.

También han recibido mención del jurado la Sala Beckett (Barcelona), de Flores & Prats (tampoco sé los años que hace que vi este proyecto en el Colegio de Arquitectos de Barcelona en su maqueta del concurso, muchísimos, y me fascinó y ahora se está premiando), y la nave Industrial de Montajes Eléctricos en Don Benito (Badajoz), del arquitecto José María Sánchez García que es un joven extremeño de trayectoria imparable.

La arquitectura es, como vemos, una cuestión de tiempo, de discusión, de lucha, pero a veces, al final viene de todos el mejor premio, que no es este del Consejo Superior, sino el que un sitio, ya sea Madrid o Palma, haga que la idea que fue un sueño hace tanto tiempo, se convierta en un edificio imagen de la ciudad de todos.

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