Puede que sea precisa una introducción a Doom antes de saber cómo lo inventaron John Romero y John Carmack y todo lo que pasó después. Corría 1993 -muchos ni se imaginan cómo era entonces un PC- cuando salió a la calle este juego pionero de "disparos en primera persona". Un accidente de teletransportación sitúa a un marine, desplazado en Fobos, ante las mismas puertas del infierno. Miles de demonios se apoderan de cadáveres de soldados. Plaga de zombies. Y, claro, hay que matarlos. Violencia, satanismo y escándalo biempensante. Hoy les parecerá banal, pero entonces lo petó y no ha dejado de actualizarse. Romero y Carmack se volvieron las estrellas más rutilantes del mundo "gamer" y ya sólo faltaba que los asesinos de Columbine (1999) fueran adictos a Doom para que los predicadores desataran sus lenguas de fuego. El periodista David Kushner les cuenta el resto. En modo adicto.