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Libros

Un batido de Kafka y los Coen

Philippe Claudel compone su novela La investigación con ingredientes ya nada usuales

Bien creí que se habían dejado de escribir novelas como La investigación. Y acaso se hayan dejado de escribir, pues la que nos ocupa y se edita ahora en español data de hace ocho años, y ocho años son muchísimos en un mundo enredado y acelerado al máximo y donde es viejo lo de anteayer y prehistórico lo de antier y obsoleto total lo del mes pasado. Así que nada me extrañaría menos que este cóctel cuyos ingredientes son Kafka -sobre todo, y El castillo mucho más que El proceso-, el surrealismo, la literatura del absurdo y unas pinceladas de los hermanos Coen ya no se escribiera hoy. Porque, además, escribir sobre el ser humano como ser alienado por la sociedad y como víctima de un engranaje desquiciado parece fuera de moda cuando la moda de hoy prima alienarse a más no poder y formar parte de la cadena de montaje chirriante cuanto más, mejor. Se atrevió a ello Philippe Claudel (1962), escritor y cineasta, "Premio Renaudot", que ya nos había dejado unas perlas citables por sencillas en sus novelas anteriores: "Siempre sabemos lo que los demás son para nosotros, pero nunca sabemos lo que somos para los demás". O bien: "Ahí está la gran estupidez humana: siempre decimos que tenemos tiempo, que podemos hacerlo al día siguiente, que tres días más tarde, el próximo año, dos horas después. Y luego todo muere".

¿Por qué Kafka? Resumo el argumento: Un hombre llega en tren una tarde a una ciudad. Nadie lo espera. Es un investigador que busca la causa de los muchos suicidios que se producen en cierta Empresa. Camina en busca de la misma. Una y otra vez se encuentra con pegas absurdas para lograr acceder a ella. El alojamiento que encuentra es extraño. El Policía o supuesto policía es extraño. Los personajes son extraños. Las gentes son volubles. La misión que lo ocupa se revela como vacía. ¿Por qué surrealismo? Nada de lo que debería ser real lo percibe como real el protagonista: está por debajo o por encima de la realidad: "Yo le he dicho que era psicólogo, no que fuera 'el' Psicólogo. Además, imagino que se habrá dado cuenta de que soy una mujer y, sin embargo, ni siquiera me llama 'la' Psicóloga. Usted niega toda humanidad en sí mismo y en quienes le rodean". ¿Por qué literatura del absurdo? Véase a qué se dedica la Empresa: "desarrolla muchas actividades: comunicación, ingeniería, tratamiento de aguas, energías renovables, química nuclear, explotación petrolera, valoración de activos, investigación farmacéutica, nanotecnología, terapia genética, industria agroalimentaria, banca, seguros, prospección minera, hormigón, inmobiliaria, almacenaje y procesamiento de datos no convencionales, armamento, desarrollo humanitario, microcréditos, educación y formación, industria textil y del plástico, edición, construcción y obras públicas (?), ocio, cirugía, ayuda a las víctimas de catástrofes". ¿Por qué el cine de los Coen? Dice el Responsable: "¿Ha leído a los filósofos? Me dejan en un estado de catalepsia intelectual, créame. Es infalible. Seguro que lo hicieron aposta. En el fondo, esos tipos eran unos sádicos y unos cobardes"; o bien vean el orden en que se numeran las habitaciones: "los números que iba leyendo en las puertas a medida que avanzaba cojeando con el pie derecho escaldado -765, 3, 67B, 5674, 1.6, A45718, BTH2Z- no lo ponían sobre la pista en absoluto". Habrán notado las mayúsculas iniciales: es que todo es impersonal (¿alienante?): el Investigador, el Hotel, el Jefe de Servicio, la Investigación, la Ciudad, la Giganta, los Turistas, el Policía, el Guía? Y no faltan detalles de escritor, de estilo: "Con una especie de charreteras que le daban un aspecto de oficial estupefacto de un ejército en desbandada que ya ni siquiera sabía por qué luchaba en aquella guerra". ¿Cuál es el final de esta fábula?: "Y después nada. Nada".

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