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Arquitectura

Por detrás de las musas

Cómo proyectar museos del siglo XXI sin renunciar a la emoción que transmiten los del siglo XIX

Cultura - Libros

Cómo nos gusta ver la perfección ajena desde nuestra ignorancia, disfrutar de la sabiduría de otros con la boca abierta. Comprobar que la destreza es hermana del disfrute. ¿Recuerdan al personaje de Paul Newman en “El color del dinero” de Scorsese? Lo que le inquietaba ver a un gran jugador, buenísimo, que no disfruta con su virtud… Manuel Pimentel fue ministro y es un “disfrutador” cuya cara de niño de 60 años nos recuerda el programa “Arqueomanía”. Pues este diletante cordobés ha fundado la editorial Almuzara, en la que ha publicado una serie de manuales de distintas ramas del saber.

Juan Pablo Rodríguez Frade, que firma el “Manual de museografía”, es arquitecto y derrocha humildad a pesar de tener un curriculum que mete miedo. Nos cuenta como empezó en esto: ¡lo llamaron de la oficina del paro! Ustedes sabrán que es el arquitecto del MAN, el Museo Arqueológico Nacional, al que dio la vuelta para que ahora lo disfrutemos. Pues ha escrito, con paciencia docente y primorosa de maestro de escuela, un manual en el que va repasando no solo casos concretos como el citado o el Premio Nacional de Restauración 1995. Además ha intervenido muchas veces, precisamente por ese saber quedarse un paso atrás, en la museografía de otros realizados por brillantes compañeros (como el Museo de Málaga).

Desde la portada nos dice que su búsqueda es “Cómo proyectar museos del siglo XXI sin renunciar a la emoción que nos trasmiten los del XIX, mediante una reinvención de aquellos espacios que nacieron como templos de las musas”.

El libro divide además claramente lo que es una exposición fija (la que dura más de diez años) de las exposiciones temporales (menos de seis meses), y en este campo también tiene mucha experiencia tras más de trescientas exposiciones temporales en los cinco continentes. Las exposiciones como cajas negras… Con esta vocación de economía doméstica, se queja de tanta muestra temporal que acaba en los contenedores, cuando pudo haber sido pensada con mayor visión de futuro y de reutilización. Parte de la receta de Frade está en la intemporalidad de las propuestas, alejadas de la moda: “La moda –dice en el texto recordando a Coco Chanel– es lo que se pasa de moda”. Y, al contrario, él aboga más por “las líneas sencillas y los materiales nobles”.

Frade hace “arquitectura dentro de la arquitectura” y nos comenta que, a diferencia de los arquitectos de la modernidad blanca, que decían que la “forma sigue a la función”, él busca muchas veces, dentro de los edificios patrimoniales, que “la función siga a la forma”, es decir, que la tremenda carga de tecnología –que también despieza en el texto con vocación de especialista en anatomía– esté en un segundo lugar, que toda esa logística ingente pase desapercibida para la gente.

También que la densidad de exposición sea inversamente proporcional a la importancia del espacio. Y nos vienen así a la mente, a los museófilos empedernidos como quien esto escribe, esculturas, pinturas prominentes que descansan aisladas en espacios, eso sí, rodeadas de cámaras turísticas.

Pero los museos no son sólo exposición; son también conservación y almacenamiento. La locura del MAN, con más de dos kilómetros de recorrido, solo nos expone el 1% de las piezas que custodia la institución. La relación de los museos con la ciudad, los espacios de reencuentro con ésta, los espacios accesibles tras el cierre de las exposiciones, para conferencias, restaurantes… para que el museo forme parte de la vida de la población. Precisamente al hablar del MAN Frade dice que no se podían permitir cerrar durante cinco años de obra una institución así y que, por tanto, lo partieron en dos fases e hicieron una exposición temporal con los mayores tesoros del MAN que se podía ver en la mitad abierta.

Hay muchas actividades que nos rodean en este mundo para hacerlo mejor, que desconocemos quién las hace, pero que echamos en falta cuando no se acometen con rigor. El ejemplo de hoy, la museografía callada, nos lleva acompañando toda la vida, siempre un paso por detrás de las musas que nos envuelven.

Cubierta del libro

Cubierta del libro

Manual de museografía

Juan Pablo Rodríguez Frade 

Almuzara, 256 páginas, 19,95 euros 

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