Natalia García (Avilés, 1987) es Natalia Cooper de nombre artístico y probablemente la más internacional de las actrices asturianas. Estudió Arte Dramático en Gijón y, tras una estancia de cuatro años en Londres, trabajó en Madrid en el Teatro de Cámara Chéjov, a las órdenes del director artístico asturiano Ángel Gutiérrez. Posteriormente se trasladó a Irlanda, donde entró a formar parte del reparto de la serie televisiva "Red Rock", donde interpretaba a una prostituta polaca. La serie se emitía en horario de máxima audiencia y, aunque en Asturias pocos la conocieran, en Dublín la paraban por la calle. Su último trabajo es en la serie "Dead Still", una coproducción irlandesa y canadiense que se verá también en Estados Unidos y Nueva Zelanda. Hace el papel de una niñera española y lleva lentillas para oscurecer sus ojos claros y parecer "más española".
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Making of
Amanecer en otras vidas
Descubrió la interpretación cuando su hermana, Analía, la llevó con ella a los ensayos de teatro en el colegio, en las Doroteas, Avilés, y la puso de apuntadora. Luego, cuando ya se convirtió en actriz profesional, vislumbró que el oficio era bastante terapéutico "porque jugar a ser otro resulta muy sanador". Nada como la habilidad "de poder ser lo que yo quiera", de entrar en otro cuerpo, en otra vida, lejana en el tiempo o en el espacio, real o inventada, y volver para contarlo y que, de paso, te aplaudan. Natalia García -a quien le inventaron el "Cooper" los compañeros de Instituto y aún no sabe por qué, o no quiere decirlo- añade que el fundamento de su profesión es "lograr que te crean", pero que eso, consumar el engaño de la representación, solo se puede hacer, paradójicamente, desde una radical honestidad. Desde una tripa llena de verdades.
Natalia Cooper debe de ser una mujer honesta, porque es radicalmente creíble cuando se ríe de lado a lado y es inofensiva y fresca, indie y despreocupada, algo flaquina y despeinada; la buena de la película. Pero también es radicalmente creíble cuando se ríe un poco con comisura de Mona Lisa y posa para Muel, seductora y fumando, amaneciendo en otra vida, y la mirada adquiere una profundidad intimidante bajo una ceja arqueada como la amenaza de una ballesta. O sea, la mala de la película. Entonces no cabe duda de que bajo esos edredones vírgenes que ven aquí a la derecha -cerca de donde reposa "Leo", el perro de Muel- hay escondido un picahielos.
Quizá por esa irresoluble y magnética ambivalencia actoral la Comunidad de Madrid la escogió para poner rostro a su campaña anticovid: aparece Natalia mirando a cámara y, debajo, un ataúd. El eslogan dice: "Reunión familiar sin protección = Enterrar a tu abuela".
