8M Día Internacional de la Mujer

Faustina Álvarez García, una maestra a contracorriente

El esfuerzo en pro de la escolarización femenina de la madre de Alejandro Casona

Faustina Álvarez García.

Faustina Álvarez García. / Rebeca Fernández Alonso

Rebeca Fernández Alonso

El cuidado de la infancia ha estado, durante mucho tiempo, ligado a las mujeres; así pues, puede parecer que el hecho de que una mujer sea maestra no supone un cambio en su rol tradicional. Sin embargo, si acercamos nuestra mirada a las maestras de principios del siglo XX observaremos que muchas vieron en la enseñanza una puerta abierta hacia el cambio social. En este período, las escuelas asturianas vivían una situación muy precaria. Una de las primeras maestras que denunció esta situación fue Faustina Álvarez García. Hasta hace poco tiempo, era recordada solamente por ser la madre del escritor Alejandro Casona. Afortunadamente, en 2001 José Manuel Feito publicó "Biografía y escritos de Faustina Álvarez", en reconocido homenaje a su labor como maestra e inspectora.

Faustina nace en Renueva (León) en 1874. Contra la voluntad de sus padres decide hacerse maestra. Sus primeros destinos fueron Olleros, Llanos de Alba, Besullo, Barcia y, por fin, Miranda, en el municipio de Avilés, donde estará entre 1910 y 1916. En estos años, muchas niñas y niños iban a la escuela apenas sin comer. La pobreza era el problema que más preocupaba a la joven maestra, que comienza a buscar soluciones. Ve entonces una esperanza en las mutualidades; la línea principal de este sistema consistía en que cada niña o niño tendría una libreta de ahorro para obtener algo de seguridad en un futuro y recibiría en compensación seguros médicos y sociales. El maestro de Miranda, José Fernández Artime, funda en 1913 la primera mutualidad de niños en Asturias, la Mutualidad Artime. Poco después, Faustina hace lo mismo con las niñas y nace así, en 1914, la Mutualidad Perpetuo Socorro. Faustina consiguió, además, modernizar los métodos pedagógicos, con el propósito de lograr un mayor rendimiento escolar en las niñas. Una de sus alumnas recordaba, de esta manera, las técnicas utilizadas por la docente:

"Las maestras anteriores no sabían más que andar con el palo en la mano repitiendo lecciones y haciendo copiar a las alumnas. Yo era de las más adelantadas, cuando vino Doña Faustina no sabía colocar las cantidades para sumar. Ella exigió una libreta a cada alumna, que titulaba ‘Libreta de cosecha propia’, donde se hacían resúmenes de lecciones, de alguna explicación que había dado en clase, redacciones, observaciones personales de la vida en el pueblo, etc., trabajaba con vocación".

En 1916, Faustina aprueba las oposiciones a Inspectora de Enseñanza Primaria, convirtiéndose de este modo en la primera mujer española en alcanzar dicho título. Recorrerá, entonces, numerosas provincias para observar directamente la realidad de las escuelas. Finalmente, volverá como Inspectora a León, su tierra natal. Allí pronunciará, en 1926, una conferencia titulada "La maestra leonesa frente al problema del analfabetismo":

"Estamos en el siglo XX, en que la mujer de todos los países cultos reclama y obtiene iguales derechos civiles que el hombre, los ansío para todas las mujeres españolas y temo que se los den antes de tiempo; antes de que estén suficientemente capacitadas para que el libre ejercicio de los mismos no sea un fracaso. Hay que prepararlas para que tengan base sólida en que apoyar su libertad e independencia: nadie como la mujer puede orientar y formar a la mujer".

Apenas un año después de pronunciar esta conferencia, en 1927, Faustina muere en León a los 53 años. No llegaría a ser testigo de la obtención del voto para las mujeres en 1931, ni de los avances que traería la Segunda República. "Doña Faustina", como la llamaban sus alumnas, debería ser hoy recordada por la gran labor que desarrolló a favor de la educación de las niñas y no solamente por haber sido la madre del escritor Alejandro Casona.

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