Cuatro joyas negras

Pequeños hitos del género que garantizan entretenimiento, intriga y denuncia

Alejandro M. Gallo

Aunque en estas páginas hemos reseñado las novelas más representativas del género negro publicadas en España, es de justicia que le hagamos un hueco a cuatro que han destacado por su calidad y originalidad en este periodo sin haber sido publicadas en grandes grupos editoriales.

Abrimos con Elvira Feral y "Estocada", ambientada en el mundo del toreo, un universo apasionante pero opaco para el común de los mortales. La autora se mueve con soltura y maestría entre mozos de espadas, apoderados, toreros frustrados, trajes color tabaco y oro, capotes, muletas y monteras, lo más sagrado para los toreros, que verlas sobre la cama es presagio de tragedia, nos dice. Hasta encuentra un hueco para Ignacio Sánchez Mejías, homenajeado por los poetas de la Generación del 27. Así, nos presenta al inspector del Grupo de Homicidios de Cáceres Samuel Mares, un tipo cáustico, enigmático, inadaptado e impredecible, que ha de investigar el homicidio del torero Manuel Linares en una finca extremeña de la localidad ficticia de Plantel, en la dehesa extremeña, con incursiones obligadas a Malpartida y a su fascinante Museo Vostell, fundado en 1976 por Wolf Vostell. De esta forma, Feral convierte la novela en un desfile de pasiones humanas, desde el rencor a la venganza. Todo salpicado de los tres sentimientos ante el toro y la vida: la muerte, el fracaso y la soledad.

La siguiente es "Muero y vuelvo" de Rafael Guerrero, donde nos narra las peripecias de un detective privado. En sus páginas no falta la verosimilitud ni el sexo ni el dinero ni el cinismo ni la camaradería, todo salpicado de un humor ácido, en una profesión llevada al límite. El protagonista está a punto de morir en una misión en Túnez, por lo que se escapa unos días a Praga con la intención de encontrarse con su novia, una crupier brasileña, pero ha desaparecido misteriosamente. Como pueden sospechar con estos mimbres, la tragedia está servida. Túnez, Suiza, Hungría y Brasil serán los escenarios en los que se desarrollarán sus investigaciones, enamoramientos y decepciones. Al final, también nos lanzará preguntas sin respuesta: ¿es más importante la ley o la ética? Una novela que no está basada en hechos reales, pero sí en hechos que suceden más a menudo de los que se piensa, donde nos muestra las luces y sombras de esa profesión. Al final, triunfa el pragmatismo y lo importante es llegar vivo a casa después de cada misión y el que espere medallas, que se dedique a otra cosa.

La tercera es "Edificio España", de Ignacio Marín, que nos sumerge con maestría en el año 1973. Así, mientras sonaban Mocedades, Camilo Sexto, Ñu o Los Diablos, mataban a Carrero Blanco en un atentado, se celebraba el Proceso 1001 a los dirigentes de CC OO en la clandestinidad, el Atlético de Madrid ganaba La Liga y se estrenaba "Chinatown", de Roman Polanski. En sus páginas se respira el casticismo de un Madrid sin invadir por el turismo y hasta se masca el sabor de gallinejas, callos, vino de pitarras y lagartos. La trama se desarrolla en el emblemático hotel de la plaza de España y en el barrio de Vallecas, donde nos mostrará el sentimiento vecinal que une a sus gentes en la precariedad, el esfuerzo, la humillación y el sacrificio. A lo que se suma el Cerro del Tío Pío, lugar de tres culturas, donde gitanos, payos y mercheros compartían penuria, protesta, dolor y alegría. En ese escenario, el subinspector Eugenio Martín investiga los asesinatos de unas camareras del citado hotel, lo que le obliga a introducirse donde desemboca el rastro de los crímenes: Vallecas.

Cerramos con el XII Premio Wilkie Collins, "Sacamantecas", de Vic Echegoyen, autora de títulos como "El lirio de fuego", "La voz y la espada" o "Resurrecta". Ahora, nos muestra una villa en la Sierra madrileña, Ánima de los Cuervos, donde los protagonistas fueron felices de niños. El desarrollismo convierte ese pueblo en Ciudad de los Cuervos. Aunque la autora se centre en lo regional, el cosmopolitismo se refleja en cada página, donde busca desequilibrar al lector, al jugar con la ambigüedad, las sorpresas, la relación entre apariencia y realidad o entre mentira y verdad. Los personajes se enfrentarán a sus peores miedos, viviendo entre la lógica y la locura, en un mundo que cambia a tal velocidad que se sienten perdidos y amenazados, como la protagonista, que crecerá rodeada de una serie de percances y desastres. La novela explora los límites de la moral y nos deja una frase como conclusión: " Si se encendiera una vela por cada persona cuyo certificado de defunción pone que murió por causas naturales cuando fue asesinada, los cementerios estarían siempre iluminados".

Estocada 

Elvira Feral

Cosecha Negra, 188 páginas, 16,15 euros

Muero y vuelvo

Rafael Guerrero 

M. A. R., 240 páginas, 18 euros

Edificio España

Ignacio Marín 

Atrapasueños, 264 páginas, 19 euros

Sacamantecas

Vic Echegoyen

M. A. R., 232 páginas, 18 euros

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