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El momento decisivo

En "Noviembre 1942", el historiador y periodista sueco Peter Englund vuelve al contexto dramático de las guerras a través de las vidas íntimas de quienes las padecieron

Luis M. Alonso

Luis M. Alonso

No conozco un historiador con el talento y el caudal narrativo del académico sueco Peter Englund. Ya lo demostró sobradamente con "La belleza y el dolor de la batalla", un intenso y conmovedor relato fragmentado sobre la Gran Guerra. Ahora le ha tocado el turno a uno de los momentos importantes de la Segunda Guerra Mundial con "Noviembre 1942", título que alude a una fecha decisiva en la que el curso del conflicto empezó a decantarse para los aliados.

Englund sostiene que los acontecimientos ocurridos durante estas cuatro semanas críticas cambiaron el rumbo de la guerra aunque faltarían años para la victoria final. No se trata de historia militar, el autor maneja algo más íntimo en la cabeza: descubrir cómo se desenvolvieron las personas atrapadas en la lucha entre barbarie y civilización. Indaga en las vidas a través de una serie de 39 biografías entrelazadas, como ya sucedía en su libro anterior sobre la guerra del 14, recurriendo a los diarios, las cartas y las memorias. Algunos personajes son conocidos: la autora y pacifista Vera Brittain, el desertor John Amery, Vasili Grossman, Ernst Jünger o Albert Camus. Otros responde a perfiles anónimos. En el distrito Hongkou de Shanghai, una refugiada alemana de 12 años llamada Ursula Blomberg y sus padres siguen la guerra por la radio oculta de un amigo. Peter Englund utiliza el diario de la adolescente para darle vida. Lo mismo sucede con otros: Willy Peter Reese, un joven soldado de infantería alemán del frente oriental; el ametrallador de la Royal Air Force John Bushby; Lidia Ginzburg, profesora judía residente en Leningrado, o el conductor de camiones italiano en el norte de África Vittorio Vallicella.

El año de 1942 comenzó con la incógnita de un resultado incierto pero luego vio a las potencias del Eje sufrir una serie de reveses: en Guadalcanal, Stalingrado y en el norte de África. Englund cuenta cómo los directamente involucrados vivían las batallas mientras que los civiles en casa seguían con inquietud las noticias que llegaban del frente. Sitúa estos hechos en el contexto amplio de una guerra aérea cada vez más extendida, los campos de concentración, el desarrollo de la bomba atómica y la realización de la película "Casablanca", de Michael Curtiz, que se suma oportunamente al contexto. La historia de Englund es de abajo hacia arriba, contada desde la perspectiva de una madre angustiada y temerosa por la suerte que puede correr su hijo marinero; de una esclava sexual coreana de 18 años de un burdel japonés en Mandalay, o de un recluso del campo de concentración de Treblinka, así como de los soldados de los distintos bandos atrapados en intensas y feroces batallas. De los reporteros, de los escritores y de los refugiados. El autor consigue transmitir una gran variedad de experiencias íntimas en tiempos de guerra, exponiéndose con un elenco de personajes tan grande y con tantas historias entremezcladas a cierta incoherencia. Sale airoso de ello, aunque no resulta fácil hacerlo en determinadas circunstancias. El hilo conductor del libro no pierde interés en ningún momento. Son fragmentos, pero a medida de que el lector avanza a través de experiencias dispares es posible retomar los hilos de las vidas. Y llega un punto en que ya no le importa seguirlos, encaminándose a donde nos dirige Englund: esa imposibilidad de encontrarle sentido a los acontecimientos que se enmarcan en unos hechos tan atroces.

El suspense está también asegurado, nunca se sabe qué es lo que va a pasar a continuación. Los propios personajes, metidos en un buen lío, no dejan de expresar su perplejidad y la ignorancia por lo que está ocurriendo en un mundo en guerra. Tampoco los soldados saben dónde se encuentran y qué es lo que les espera. Los retratos íntimos nos conducen por el camino de la incertidumbre total que atenaza a la humanidad en su conjunto. Ni siquiera existe certeza, de acuerdo con el curso narrativo, de que noviembre de 1942 sea el mes decisivo que marque el desarrollo posterior del enfrentamiento. Todo queda desdibujado por los temores y las preocupaciones diarias que se sitúan en un primer plano de la acción. Los constantes saltos en el texto –muchos de los extractos son breves, otros no alcanzan más de dos páginas– contribuyen a sumirnos en el desconcierto y dudo que este no sea un efecto deseado. La guerra también genera trastorno. Otro gran libro de Englund que ayuda a comprender los dramas bélicos del siglo pasado.

818rJSi+UOL. AC UF1000,1000 QL80

818rJSi+UOL. AC UF1000,1000 QL80 / cultura

Noviembre 1942

Peter Englund

Traducción de Pontus Sánchez

Debate, 570 páginas, 25,55 euros

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