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Bad Gyal, la diva del perreo ibérico

La cantante Bad Gyal durante un concierto.

La cantante Bad Gyal durante un concierto. / Kike Rincón - Europa Press

Natalia Araguás

Bad Gyal (Vilassar de Mar, 1997) puso el pasado fin de semana a perrear al apretado público del WiZink Center de Madrid -“desde el principio 'full, full, full'”, les jaleó- por dos noches consecutivas, con las entradas agotadas. Tuvo tiempo de presentar junto a Ozuna en vivo su nuevo tema, 'Qué guay', que lanzarán el próximo jueves. También de que subieran al escenario sus dos hermanas Mushkaa (Irma Farelo) y Greta, “unas artistazas” que cantaron con ella 'Sexesesy', la canción conjunta que acaba de publicar con la primera, con la que solo parece compartir el gusto por el 'autotune'. Bad Gyal (Alba Farelo) se impuso una vez más como “el 'pussy' que mana”, “de Barcelona a Nueva York, la que vende todo”, en definición propia. Si 2023 parecía su año era porque aún no había llegado el siguiente.

De romper Spotify con 'Chulo pt.2', una canción a la que “se subieron” Tokischa y Young Miko y que acumula más de 289 millones de reproducciones, a lanzar el tema 'Kármika' con Karol G y Sean Paul, su ídolo infantil y uno de los responsables de que una niña bien de Vilassar de Mar se apuntara al 'dancehall' jamaicano: no podía parar de escuchar en bucle su álbum 'The Trinity' cuando cayó en sus manos con diez años. Bad Gyal se convirtió en 2023 en una estrella internacional y lo remató lanzando su primer álbum, 'La Joia', con productores de lujo como El Guincho.

Estudios de diseño de moda

Remoto queda ya aquel 2016, en que la hija adolescente del actor Eduard Farelo sorprendía versionando al catalán aquel 'Work' de Rihanna. Tras 'Pai e Indapanden', a sus 19 años ya tenía manager, aunque compaginaba sus primeras actuaciones con estudios de diseño de moda en la BAU de Barcelona y trabajos como teleoperadora. Sus padres no entendieron al principio ni su estilo sexual ni sus letras explícitas pero la dejaron seguir su camino, marcada eso sí de cerca por su madre, Eva Solé, que ahora hace lo propio con Mushkaa. “Los jóvenes se rebelan. ¿Qué tiene de malo ver que una chica mueva el culo sobre el escenario?”, se interpelaba Eduard Farelo. Muy familiar, tiene cuatro hermanos y hace poco se emocionó hasta las lágrimas al ver actuar a las dos que siguen su estela artística.

Criticada por tener menos calle que la que su estilo musical denota –nada de drogas duras, ni dejación en la infancia ni mucho menos los 'sugar daddys' de algunas compañeras como Tokischa–, Bad Gyal sabe marcar las distancias. Así lo hizo con Rauw Alejandro en un concierto en Puerto Rico, cuando se volvió viral el vídeo en que la artista rehuyó perrear con él. En entrevistas posteriores aclaró que no le apetecía que les emparejasen tras su ruptura con Rosalía –“estoy solterísima”– pero también que nunca había perreado con un cantante masculino en sus conciertos y que el momento requería de una mayor preparación previa. A sus 27 años sigue fumando pero es cada vez más amante de una rutina que, de cara a su carrera, cree que le sienta bien.

Con un instinto natural para detectar tendencias, la niña a la que deslumbraba la imagen de Sharon Stone en 'Casino' hasta el punto de emularla en Las Vegas en el videoclip 'Mi lova' ha ido puliendo sus estilismos. Su último hype fue el vestido metálico de Rabanne que lució en la entrega del Premio al Talento Joven Internacional de mano de los Reyes, desafiando cualquier protocolo y haciendo que la reina Letizia se interesara por qué llevaba debajo (respuesta corta: nada). En apenas ocho años, Bad Gyal ha sabido convertirse en no solo la voz, sino también la imagen, de gran parte de una generación.

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