En la mayor parte de las actividades deportivas son frecuentes las manifestaciones de conducta espacial, tales como los pasos, los saltos y los deslizamientos. En el voleibol, el camnar para desplazarse valorando expresiones del paso a la velocidad y frecuencia normales o aceleradas, es de uso corriente, ya sean estos desplazamientos normales, laterales, de paso añadido, de paso cruzado o en carrera.

El uso del salto en el voleibol se repite machaconamente en innumerables ocasiones, particularmente a la hora de realizar acciones tales como remate, bloqueo y saque.

Esta capacidad funcional del sistema lleva implícita una propulsión vertical contra la acción gravitacional, precedida de una carrera acelerada que termina en parada, la cual, representa, la suma de todas las posibilidades para poder así cambiar el curso de traslación y facilitar el despegue.

Los deslizamientos o planchas son también frecuentes en el voleibol. Es evidente que para ejecutar un deslizamiento o plancha, supone previamente una fase de vuelo, fase en la cual no hay contacto con el piso y supone acciones realizadas, controladas y dirigidas en pleno vuelo.

Este deslizamiento tiene por objeto salvar el balón, y se realiza con una pequeña carrera y un frenado que forma parte de la acción de lanzarse sobre el tronco y entonces deslizarse sobre la lisa superficie del terreno para alcanzar el balón.

En estos deslizamientos o planchas hay que tener en cuenta que en el voleibol existen dos modalidades distintas, la tradicional y la china. En la primera de ellas, el deslizamiento se hace después de salvar el balón, ya que este se golpea en el aire. Por el contrario en la chica, el balón se salva en pleno deslizamiento, produciéndose este con todo el cuerpo y longitud el brazo extendido, poniendo el dorso de una mano como elemento medianero entre el balón y el suelo.

Estas acciones de deslizamientos pertenecen a lo que el voleibol denominamos defensa acrobática. Estas manifestaciones de conducta espacial configuran la esencia misma del voleibol y son el máximo exponente que muestra la belleza y armonía de los movimientos longitudinales y verticales bien hechos.