Oviedo,

Celso A. SANJULIÁN

El monte Lhotse (8.516 metros de altitud) es el nuevo reto himalayista de la montañera Rosa Fernández. La canguesa, que partió el pasado viernes hacia la capital de Nepal, Katmandú, emprende esta nueva aventura sin su habitual sherpa, Dawa, que renunció por consejo de un lama, que no le dio buenos augurios para este año.

Si los cálculos de Rosa se cumplen, en la segunda quincena de mayo espera hacer cumbre, aunque cuenta con permiso de escalada hasta el 15 de junio. La empresa se presenta difícil tratándose del cuarto «ochomil» más elevado del planeta, pero la intrépida canguesa partió muy ilusionada en agrandar su ya brillante palmarés. Cabe recordar que, además de ser la primera asturiana en subir al Everest (2005), también alcanzó las cumbres de otros dos «ochomiles», el Gasherbrum II (1997) y el Makalu (2004).

«La ruta a seguir ya la conoce en buena medida», recordaba ayer el marido de Rosa, Javier Morán, «pues el Lhotse está prácticamente pegado al Everest, con el que comparte la cara sur hasta casi los 7.700 metros, y por allí subió en su primer intento, el fallido de 2003, al Everest».

Sin Dawa. En cuanto a la ausencia en este proyecto de Dawa, el sherpa que la guió en el segundo y exitoso intento en el Everest, Morán desveló que su motivo es muy personal, ya que «un lama o sacerdote no le dio buenos augurios para este año, aconsejándole que no participase en grandes empresas montañeras». Así que no habrá tándem Rosa-Dawa, y el segundo será sustituido por otro guía del que sólo se sabe que es más joven, pero en el que «Rosa también tiene mucha fe», según su marido.

En lo tocante a la cobertura económica, la asturiana partió contenta, ya que, junto a patrocinadores conocidos como Feve, Masymas y Adarsa, cuenta ahora con la novedad de Vodafone, que le ha proporcionado un teléfono móvil de última generación para que esté conectada desde la montaña en todo momento.