El Avilés le pide a Robles que imponga disciplina en el equipo

Avilés, J. C. G.

La elección del entrenador del Avilés para la próxima campaña se resume en dos concepciones distintas sobre el futuro del primer equipo blanquiazul. Para el máximo accionista, José María Tejero, el sustituto de Pole debería presentar el mismo perfil que el moscón: discreto de puertas para afuera, de carácter conciliador con la plantilla y con tendencia a dar la oportunidad a los más jóvenes. El resto del club difería de esta consideración. La dirección deportiva prefería un técnico duro, que no dudara en coger a un jugador por la solapa si la circunstancia lo exigía. Consideraban los responsables deportivos del Avilés que bajo la dirección de Pole el equipo había disfrutado de un tiempo apacible. Ésta ha sido la opción ganadora. Roberto Robles será el entrenador del Avilés.

El técnico berciano afincado en Gijón ha dejado una estela por todos los equipos por los que ha pasado de entrenador exigente y férreo en su labor. El concepto psicológico es el que más valora Robles, que no duda en utilizar métodos enérgicos, si los jugadores se desvían un ápice de sus planteamientos. En términos vulgares, el nuevo técnico del Avilés apela a la mano dura, si la coyuntura lo exige.

En el Avilés creen que la implicación de Robles en su labor contagiará a los jugadores de la plantilla. Un equipo que, a diferencia de campañas pretéritas, podría tener menos de valores de la cantera y más de jugadores experimentados. Todo ello, si las pretensiones del club se saldan con éxito. Es por eso que la capacidad de dirección de grupos de Robles sea otro valor añadido para su contratación.

Y es que el tramo final de la temporada ha sentado realmente mal en el seno de la directiva del Avilés. «La temporada ha sido nefasta, inaceptable», señalan desde la cúpula del club. «No consentiremos esta falta de compromiso y de motivación la próxima temporada», avisan desde la dirección deportiva, a modo de preparación para la llegada de Robles.

Ni siquiera el evidente desequilibrio en la plantilla ablanda las opiniones de los responsables del club. «Un jugador que quiera jugar en el Avilés debe demostrar su valía en el campo. Los chavales de la cantera de este club deben poder competir en Tercera División. Si no, no valen», señalan desde la directiva.