El Real Madrid puso fin a la maldición que le perseguía en el estadio de Riazor, donde había conseguido su última victoria en noviembre de 1991, y más de dieciocho años después rescató el triunfo, pese a las ausencias, con dos goles de Benzema y uno de Granero.

Es la primera victoria en La Coruña de jugadores como Raúl, que regresó a la titularidad, Guti o Casillas, quienes siempre habían salido del estadio deportivista con la decepción de un traspié, algo que no podían permitir esta temporada si querían seguir luchando por el título con el Barcelona, que le había metido presión al ganar en Gijón.

El Real Madrid, al que no le temblaron las piernas, llegó al descanso con dos goles de ventaja, pero no pudo evitar cierto sufrimiento en los minutos finales, en los que Riki le dio emoción al encuentro con un tanto de penalti hasta que Benzema sentenció en el tiempo añadido.

Ante la plaga de bajas, el Real Madrid asaltó el fortín de Riazor con un rombo en el centro del campo, con Xabi Alonso por delante de los cuatro defensas, Granero a la derecha, Guti a la izquierda y el brasileño Kaká como vértice por detrás de Raúl y Benzema.

Por su parte, el Deportivo sí acusó las bajas, especialmente en la banda izquierda, donde sin el brasileño Filipe ni el mexicano Guardado, Lotina tuvo que reconvertir a Manuel Pablo y a Pablo Alvarez, y quedó a merced de los madrileños.

La táctica del Deportivo no funcionó

De nada le sirvió replegar un poco más las líneas a los diez minutos porque tres después Laure se equivocó al despejar hacia atrás de cabeza un centro de Guti que iba a desviar Lopo, y el balón le llegó a Granero, que, libre de marca, remató a placer, también de cabeza, para adelantar al Madrid.

El gol dejó aturdido al Deportivo, pero el equipo de Pellegrini desperdició la oportunidad de abrir más la brecha con dos llegadas de Raúl, que primero no pudo rematar un pase de Benzema y después se encontró con Aranzubia, quien extendió la mano izquierda para sacarse de encima un remate a bocajarro del capitán.

Los coruñeses reaccionaron con timidez, con posesiones más largas, pero se aproximaron a cuentagotas al área de Iker Casillas, que ni siquiera tuvo que intervenir antes del descanso, y la sensación de peligro que dieron fue mínima, aunque Adrián López y Juan Rodríguez les avisaron con un par de llegadas.

Cuando mejor estaba el Deportivo, el Real Madrid aprovechó que el rival estaba en campo contrario tras un saque de esquina forzado por Adrián, para matarle con una contra en superioridad lanzada por Kaká y continuada por Guti, que en el mano a mano con Aranzubia prefirió ser solidario y ceder de tacón para que marcara Benzema.

Relajados al descanso

El Real Madrid, que llevaba nueve años sin ponerse por delante en el marcador en Riazor, se retiró al vestuario convencido de que podía poner fin a la pesadilla que le había tocado vivir ante el Deportivo desde 1992.

El equipo gallego, muy estirado, no dio mejores sensaciones en la reanudación y a los dos minutos estuvo a punto de permitir que el Real Madrid le sentenciara con una llegada por la banda derecha de Kaká, pero Aranzubia lo evitó al despejar el disparo del brasileño al palo corto.

Relajado por la ventaja que tenía, el Real Madrid bajó la intensidad en el último tramo del partido, en el que Raúl fue despedido con un sonoro abucheo por parte de la afición de Riazor antes de que Riki pusiera emoción al encuentro al transformar un dudoso penalti que le había hecho Sergio Ramos.

La sombra del maleficio de Riazor no intimidó al equipo blanco, que superó la presión ambiental y la del Deportivo, y sentenció el choque con un gol de Benzemá en el tiempo añadido.