Oviedo, J. PALACIO

Santi Pérez se reencontró con la victoria en su tierra. El corredor moscón, que el año pasado se impuso en la Clásica de Vieira do Minho, logró el cuarto triunfo asturiano en la Subida al Naranco, una clásica que anteriormente ganaron Ulpiano Menéndez, Coque Uría y Chechu Rubiera, último ganador en el 2000.

El corredor moscón no ocultó su alegría y una de las primeras con la que celebró su triunfo fue su novia, Beatriz, que siguió toda la carrera. Santi Pérez no dudó a la hora de dedicar su triunfo «a todas las personas que me han apoyado».

El ciclista asturiano se la jugó la victoria en los últimos metros de la ascensión. «Tenía pensado atacar en el último kilómetro, pero al ir Antuña por delante preferí esperar. Me la jugué, me salió bien y pude conseguir una victoria que era muy importante».

Santi Pérez destacó que conocer el recorrido lo ayudó. «Me vino bien para arrancar en El Caleyu y poder enlazar con los dos que iban por delante. Al quedar cinco corredores en cabeza, era más fácil de manejar la carrera que con todo el grupo».

Con respecto a Andrés Antuña, segundo en la línea de meta, Santi Pérez dijo: «Viene haciendo unas carreras muy buenas. Corrió con muy buena cabeza, se manejó bien durante toda la prueba y arrancó en el momento oportuno en busca de la victoria. Dice mucho de él y creo que tiene un buen futuro por delante. De no haber ganado yo, prefería que lo hubiese conseguido él».