Sabía que no me ibais a fallar. El día del partido Racing-Sporting, a las dos de la tarde, comía yo en Santillana del Mar entre Zapatero y Durao Barroso y les comentaba el disgusto de no poder asistir al encuentro, pero también les decía que mis ánimos al Racing los compensarían 2.000 asturianos a los que había pedido socorro. José Luis me decía que eso era imposible. ¡Ya lo verás!, le contesté yo.

Llegué al campo cuando ya pasaban 5 minutos de la finalización del partido, porque todos los actos de la Cumbre UE-México se demoraron. Aún así, tuve tiempo de abrazar a unos cuantos asturianos que festejaban que mi equipo estuviera en Primera.

Volví a casa a la una de la madrugada, porque terminé cenando con 30 miembros de la peña sportinguista «Los tres ases», bebiendo sidra, comiendo anchoas y cantando tonadas. Gente maravillosa, que venía ataviada con una bufanda bicolor: Aúpa Sporting-Aúpa Racing.

¡Cómo podría olvidar lo que ha ocurrido! Mi amor a Asturias se acrecienta y me reafirmo que en somos la misma tribu.

Durante la semana previa al partido he recibido cientos de cartas entrañables desde Asturias, deseando que el Racing ganase. Me siento orgulloso de haber eliminado aquella rivalidad insana que caracterizaba nuestros enfrentamientos y que hoy, por más que todavía quede algún cafre, está totalmente superada, y se ha transformado en rivalidad fraternal.

Pero no me conformo con la amistad deportiva. En lo que me quede de vida, lucharé por que asturianos y cántabros seamos una piña en la defensa de nuestros intereses colectivos. En la reivindicación de nuestros AVEs, nuestras autopistas? en suma, nuestro desarrollo.

Asturias y Cantabria somos el origen, el germen del paraguas que nos cobija: ¡España! Orgullosos de nuestra historia, y nadie la tiene como nosotros, pero orgullosos también de ser españoles.

A lo largo del año me veréis frecuentemente por ahí. El descenso del Sella, los Premios Príncipe de Asturias, las finales de tonada en el Campoamor? Y mi deseo de celebrar un acto multitudinario con jugadores, entrenador, directiva y peñas del Sporting, donde degustemos ese maravilloso ensamblaje que son la sidra y las anchoas.

Para que mi felicidad sea completa, espero que Furaco haya preñado a Paca y a Tola.

¡Siempre en mi corazón!