Álvaro Faes

Estambul (Turquía)

Enviado Especial de La Nueva España

Frente al suntuoso pabellón de McLaren se colocaban medio centenar de ingleses, la base del equipo, ataviados con camisetas naranjas y lanzando al viento su grito de guerra. Un estallido de felicidad ante la maraña de fotógrafos. Es la tercera victoria de la temporada, pero la primera vez que se reúnen para festejar un éxito de Hamilton, que ya sentía la presión de verse descolgado. Ahora es tercero en la general, metido de lleno en la pelea por el título. Y a cinco puntos tiene a Fernando Alonso, que suma uno más que Sebastian Vettel. La lectura es que el campeonato es largo y que el actual sistema de recompensas ayuda a que un primer puesto sirva para curar heridas de anteriores carreras.

El cero de Vettel baja al piloto alemán de red Bull desde el liderato hasta la quinta posición, la prueba de que no siempre tener el coche más rápido es garantía de triunfo. Le faltó un poco de cabeza ayer para quedarse detrás de su compañero Mark Webber y dar a Red Bull otro doblete. Fernando Alonso no criticó al alemán, incluso le comprendió: «Si le llega a salir diríamos que es un fenómeno, pero como falló se le critica por arriesgado. Yo le entiendo porque todos queremos ganar y a veces es complicado calcular el riesgo en unas décimas de segundo», comentó el asturiano.

Pero la cabeza de Alonso no estaba precisamente ayer en las maniobras de la cabeza de carrera. Terminó con un insípido octavo puesto, su peor marca en Ferrari, salvo aquel abandono malayo. «No es lo que se espera de un Ferrari. Sé que a la gente lo costará entenderlo en casa pero esta pista no nos venía demasiado bien, igual que Barcelona. Espero que todo cambie en Canadá. Estoy seguro de que allí nos adaptaremos mejor a sus rectas largas y sus fuertes frenadas».

A pesar de la inquietud por el bajo rendimiento del coche, tanto en manos del asturiano como en las de Felipe Massa, el mensaje que ofrece el piloto es de confianza. «Estoy tranquilo porque todavía hay mucha igualdad, aunque es algo preocupante que no hayamos sido rápidos aquí. Por el equipo no tengo ninguna duda. Lo estamos dando todo y según algunas cosas que se han visto hoy en la pista, creo que somos los que tenemos más unión interna».

Se refería el asturiano no solo al enfrentamiento entre los Red Bull, sino a la lucha cuerpo a cuerpo entre los McLaren al final de la carrera, cuando Button quiso discutir a Hamilton la victoria que les habían entregado en bandeja entre Webber y Vettel.

El vistazo a la clasificación es lo que entrega a Fernando Alonso esperanzas de recuperación. «Tenemos a Hamilton a cinco puntos y a Vettel le llevamos uno. Los cuatro equipos grandes estamos muy igualados, pero tenemos altibajos según cuándo vaya evolucionando cada uno y también en función del tipo de circuito».

Para Canadá el Ferrari cambiará lo esencial de acuerdo a las características de una pista más parecida a Albert Park y Bahrein, donde a la Scuderia no le fue nada mal. Para entonces ya esperan en el equipo que las cosas les vayan mejor. Guardan para Valencia los fuegos artificiales: su nuevo paquete aerodinámico, el que debe entregar de golpe un puñado de décimas y situarles ya muy cerca de los mejores. «El problemas es que en algunos circuitos estamos a seis o siete décimas de los más rápidos. Y tanta mejora no nos la va a dar ninguna de las novedades que le pongamos al coche. Así que habrá que esperar un poco para vernos a la par con Red Bull», explicó Alonso, no tan impaciente por dar caza a otras escuderías como por empezar a recoger más puntos los domingos. «Este no es un ritmo para ser campeones», concluyó Alonso.