El domingo por la noche, cuando estaba claro que Sandro Rosell sería el presidente del Barcelona, en una emisora de radio catalana bromeaban con el marido de Susana Monje, la empresaria de origen asturiano que se convertirá en la primera tesorera de la historia del club azulgrana: «Vaya la que se os viene encima, tener que gestionar un club tan grande como el Barcelona, con un presupuesto de 500 millones de euros». A lo que el orgulloso conyuge replicó: «No pasa nada, es la cuarta parte de lo que gestiona Susana en su trabajo». Y con evidente éxito, prueba de que, al margen de su capacidad, Monje aplica el «seny» (sentido común) para que los números cuadren y hasta brillen.

Rosell ha buscado para la tesorería del Barça a una empresaria de éxito, eficiente continuadora de la saga Monje Tuñón, una familia mierense que se estableció en Barcelona en 1975. Susana Monje es directora general de Essentium, un «holding» empresarial del ámbito de la construcción, con divisiones de cemento, minería, promociones inmobiliarias, empresas de energía eólica, hidráulica y de ciclo combinado. Monje también es consejera de Assignia, firma que tras comprar Constructora Hispánica está presente en varias obras de Gijón, como el metrotrén o la rehabilitación de El Molinón.

A Susana Monje Gutiérrez la nacieron en Oviedo el 14 de noviembre de 1972, pero a ella le gusta identificarse como originaria del Valle de Cuna y Cenera, concretamente de Insierto, donde estuvo su primera casa familiar, y posteriormente de Villamartín. Sus primeros recuerdos asturianos, no obstante, son del Parque de San Francisco de Oviedo, donde disfrutaba dando de comer a los patos y los cisnes del estanque con apenas tres años.

El traslado a Cataluña no borró la querencia de aquella niña por su tierra, por mucho que fuese sencillo integrarse en su nuevo entorno. Entre otras cosas gracias al Barcelona, un club al que define como un elemento de integración e inclusión social. Uno de sus primeros ídolos en el Camp Nou fue Quini, al que adora desde su etapa azulgrana a principios de los 80. Asturias ha estado siempre en el horizonte vital de Susana Monje, que incluso decidió matricularse en la Universidad de Oviedo para hacer el primer curso de Empresariales. Más que nada, según confesión propia, para «cambiar de aires».

Una época de la que prefiere no dar detalles personales. También pone especial celo en resguardar todo lo relativo a su familia. Por eso se reserva el nombre de su marido y los de sus hijos, de 7 y 6 años, a los que transmite su pasión por Asturias. De momento ambos vienen encantados a pasar los veranos a la casa que los Monje Tuñón tienen desde hace años en Candás y de la que Susana espera disfrutar de nuevo en cuanto sus empresas y el Barcelona se lo permitan.

Hasta su aparición en un club tan mediático como el Barcelona, Susana Monje Gutiérrez sólo era conocida en el mundo de los negocios. Tras lograr la diplomatura en Ciencias Empresariales y la licenciatura en Administración de Empresas en la Universidad de Barcelona, Susana Monje ha crecido con el grupo Essentium, que en latín significa «más allá». Toda una declaración de intenciones, ya que la empresa familiar fundada en 1975, el año del traslado de los Monje Tuñón a Barcelona, está presente en países como China, Sudáfrica, Turquía, Marruecos, México y Rusia, entre otros de varios continentes. Essentium aspira a construir un gran centro de ocio en las instalaciones del Club Hípico Astur de Gijón (CHAS).

Las del Barcelona han puesto a Susana Monje en el escaparate. A ella le corresponderá desde el 1 de julio convertir al Barça en un club tan fiable en lo económico como lo ha sido en los últimos años en lo deportivo. Su declaración de intenciones previa no deja lugar a dudas: «Bajaremos la deuda, que es muy elevada». Y para ello traza lo que ella llama «grandes líneas» de actuación: «Austeridad, transparencia y eficacia».

Vientos de cambio en la parcela económica del Barcelona. Susana Monje sucede en el cargo de tesorero a Xavier Sala i Martín, el famoso economista, entre otras cosas, por su colección de 150 vistosas chaquetas de todos los colores. «En mi armario cuelgan bastantes menos», bromea esta asturiana de armas tomar, que confirma que también en su casa «administro yo las cuentas». En el escaso tiempo libre que le deja la familia y el trabajo, Susana Monje se dedica a la práctica de deportes, como el ciclismo, el esquí, la vela, el pádel y el fútbol. Como espectadora, la socia número 109.442 cita casi todas las secciones del Barcelona y especialmente el baloncesto. Por eso ya se plantea apartar una cantidad para recuperar el equipo de basket femenino.