En la inmaculada base del equipo de Pedro de la Rosa, Peter Sauber, dueño de la escudería, apuraba un imponente Cohiba. Tonos blancos y líneas suaves en el campamento de los suizos. Era una tarde feliz. Reyes, la mujer del piloto barcelonés, recibía felicitaciones con una amplia sonrisa. Su marido había igualado el mejor sábado de la temporada, que fue el de hace unas semanas en Silverstone. Saldrá noveno, como entonces, un magnífico resultado que le hace soñar de nuevo con los primeros puntos del año. En Inglaterra abandonó con un alerón roto. Como tantas veces en su regreso a las pistas. Primero el motor, luego un sensor, otras un golpe? Desgracias sin fin para el piloto que entró en el corazón de los españoles como comentarista de televisión. Es Hungría una pista especial, el escenario de su único podio en la Fórmula 1, un gran segundo puesto en la sustitución que hizo en 2006 para McLaren, cuando Montoya se fue a casa por la puerta de atrás. Aquel día ganó Button, también su primera victoria después de media vida en las carreras.

«Estoy muy contento y os tengo que reconocer que un poco sorprendido. No esperábamos estar en la Q3», explicó el piloto. Pasó el primer corte y luego luchó a muerte en la segunda toma de tiempos. Hizo la mejor vuelta que le pudo arrancar al Sauber y se la jugó en un suspiro con Hulkenberg, Button y Barrichello. No pudo el inglés con su poderoso McLaren. Tampoco el brasileño. Premio para Pedro, instalado en su momento más dulce.

Hace algún tiempo que el Sauber permite soñar con alguna alegría. En Valencia terminó en puestos de puntos, pero se los quitaron por la sanción masiva de cinco segundos con motivo del coche de seguridad. Ahora tiene otra buena ocasión, envalentonado por su aceptable ritmo en carrera. Saldrá noveno y con los dos Renault por delante (Kubica, octavo, y Petrov, séptimo) y el Williams de Hulkenberg justo detrás. Si sale bien puede dar la campanada porque adelantar en Hungría es casi imposible. «Aquí es muy importante salir delante. Tenía sólo un juego de neumáticos para la Q3, así que me la jugué en un único intento».

Para los que luchan por la pole, la Q2 es un paseo y pueden conservar gomas. La clase media va con todo. Entrar en la selección final es un premio y De la Rosa no había dejado nada en la reserva. Otro punto a favor para el Sauber. Una de sus flaquezas queda del todo oculta en Hungría. La velocidad punta es innecesaria, una carencia que no restará como en otras pistas. Pedro tiene motivos para creer que esta vez sí, que por fin sumará sus puntos.