El Sporting decidió ayer darle una oportunidad al central Javi Poves, que ocupará la última ficha que los rojiblancos tenían libre. Carlinos, por su parte, vivía ansioso las últimas horas antes del cierre del mercado a la espera de encontrar acomodo en algún equipo de Segunda División. Son las dos caras de la moneda.

La situación del defensa madrileño se desenquistó ayer de una forma sorprendente. Poves no encontraba una cesión que fuera interesante para el club y para él. Tampoco se contempló la opción de que este futbolista, que ya tiene ficha profesional, reforzase al filial. Finalmente la secretaría técnica decidió darle un voto de confianza al jugador y le comunicó que le tramitaría la última licencia que quedaba vacante en el primer equipo. Poves lucirá el dorsal 25 del Sporting. El jugador asume que tendrá complicado disfrutar de minutos, pero se plantea el reto de convencer a Preciado. De no conseguirlo, se plantearía su salida en el mercado de invierno.

Carlinos tuvo menos suerte. La superpoblación de atacantes en la plantilla hizo imposible abrirle un hueco al noreñense. Su representante, Eugenio Botas negoció hasta poco antes del cierre del plazo una cesión a un equipo de Segunda División o a uno puntero de Segunda B. La última alternativa sería que Carlinos jugase en el filial.