Oviedo, Antonio LORCA

Samuel Barrio debutó como entrenador del Lealtad logrando una importante victoria (1-2) ante el Andés. El técnico gijonés ha llegado al equipo de Villaviciosa sustituyendo a Manuel Vigón y con la misión de rescatar al conjunto maliayo de una complicada situación. Y es que hasta la victoria del domingo, el Lealtad no conseguía salir de la espiral de derrotas en la que se veía inmerso y sólo había ganado un partido, el pasado 12 de septiembre, ante el Llanes en su campo. Por eso, Samuel se ha convertido en el revulsivo de un equipo atascado.

El nuevo entrenador del Lealtad (38 años) se retiró como futbolista la temporada pasada, en el Marino, y en ésta, su primera como técnico, dirigió al alevín C del Sporting hasta que llegó la llamada del Lealtad. «Cuando dejé de jugar ya tenía la idea de dedicarme a entrenar», dice y, a continuación, reconoce que tuvo que tomar una decisión complicada cuando surgió esta oportunidad. «Finalmente me decanté por dejar el Sporting y venir al Lealtad».

Samuel, que ya había militado en el Lealtad como jugador, confía al cien por ciento en su equipo. «Veo a los jugadores con muchas ganas de salir de esta situación; en el tiempo que llevo no puedo decir nada malo de ellos», aunque reconoce que «la situación es complicada. A pesar de la victoria seguimos en puestos de descenso, tenemos la necesidad imperiosa de sumar puntos», y se declara seguro de que «a medida que cambie el estado anímico, los resultados mejorarán».

Un asunto clave para Samuel Barrio es el del estado anímico y a lo que se está dedicando especialmente en el escaso tiempo que lleva como entrenador del Lealtad. «Lo principal es recuperar la moral del equipo. He llegado aquí porque la situación no era buena y lo que voy a tratar es de que los jugadores recuperen la confianza». Considera que entre los factores que han llevado a esta situación al Lealtad está la mala fortuna: «El equipo está así por accidente», aunque matiza que también lo está «por méritos propios». Ante esta contradicción, lo que reconoce es que «el Lealtad tiene jugadores para estar mucho más arriba», pero que las «circunstancias» le han llevado al estado actual. En cualquier caso, confiesa que su trabajo en adelante será el de «recuperar a los jugadores para que den lo máximo».

Como una «necesidad». Así calibra la victoria que logró el domingo ante el Andés el nuevo entrenador. «El club, los jugadores, el entorno, todos necesitaban esta victoria para romper de una vez esta dinámica en la que había entrado el equipo», y añade que en adelante no pueden mirar la posición del conjunto al que se enfrentan porque «no estamos para desechar nada». Según Samuel, es tan importante el partido en casa ante el Luarca como los siguientes ante Ceares, Candás y Langreo, con el que el Lealtad concluye la primera vuelta.

En cuanto al estilo que va a tratar de imponer como entrenador, Samuel explica que a él lo que le gusta es ganar, «sobre todo en una situación como ésta. En otra situación trataría de jugar de otra forma; lo que no quiero es encasillarme, la clave está en la situación en la que te encuentras y en los recursos de los que dispongas». Y añadió que «un entrenador debe ser listo, no ser cuadriculado, ver el momento y los recursos que tiene el equipo y sacar el máximo rendimiento».

t Sanciones. El Juez Único de Tercera División decidió suspender por dos partidos a los jugadores del Marino Sergio Prendes y Mario Prieto, expulsados el domingo en el partido frente al Universidad, y a Álvaro, del Oviedo B, y Castillo, del Candás, que vieron la roja en La Mata. Con un partido, entre otros, fue castigado el entrenador del Gijón Industrial, Nené Ballina.