Algo se mueve en el equipo español de Copa Davis cuando el punto más placentero es el de dobles. A falta de cuestiones de más calado, la eliminatoria con Kazajistán deja un resquicio de esperanza con la pareja Granollers-López. Más que por el resultado, difícil de calibrar por la flojera del rival, por las sensaciones. Para empezar, Marcel Granollers y Marc López demostraron complicidad personal. Un buen punto de partida para prosperar profesionalmente. Frente a los abrumados kazajos, la pareja española no se limitó a los gestos de cara a la galería. Demostraron una gran compenetración, una virtud clave para esta modalidad. La contundencia en el marcador de ayer (6-2, 6-3 y 6-1) es un buen punto de partida para que España, por fin, disfrute de un dobles competitivo.

La animación en el Palacio de los Deportes, ayer con casi cuatro mil butacas ocupadas, fue inversamente proporcional al espectáculo en la pista. Había tanta diferencia entre los contendientes que, en realidad, no hubo partido. En cuanto Marc López superó los nervios del debutante, los españoles borraron del mapa a Yuri Schukin y Evgeni Korolev. Simplemente aprovechando los errores de los kazajos, el doble español se estrenó rompiendo el servicio rival, especialmente débil en el caso de Korolev.

Sólo en el segundo set se animó un poco el partido, aunque para encontrar lo más parecido a un momento de apuro del doble español hay que remitirse al 0-30 del cuarto juego, con 2-1 para Kazajistán. Marc López ajustó mejor sus servicios, Granollers impuso su estatura en la red, y todo solucionado. Una primera rotura puso el marcador 4-3 para la pareja española, que cerró el set ganando el juego en blanco sobre el servicio de un Korolev superado por los acontecimientos.

Después de la maratoniana sesión del viernes, la gente quería más tenis, pero López y Granollers no estaban por la labor. Estuvieron a punto de cerrar el partido y la eliminatoria con un rosco, pero los kazajos pudieron hacer el juego del honor. Con el 3-0, que convierte la jornada de hoy en intrascendente, llegó la celebración en la grada y en la pista, con la canción de moda y Granollers como maestro de ceremonias. A la vista de lo ocurrido esta semana en Oviedo, Marcel Granollers va a jugar un papel destacado en el equipo español de Copa Davis. Pese a ser el número 27 del mundo, el barcelonés ha aceptado sin rechistar el papel que le ha asignado Corretja en esta eliminatoria. Una situación que recuerda a la del actual capitán en la final con Australia que dio a España la primera ensaladera.

Pese a la ausencia de los primeros espadas, el equipo español de Copa Davis demostró que tiene jugadores suficientes para ser competitivo, al menos mientras las eliminatorias se jueguen en su superficie talismán, la tierra batida. De momento, la defensora del título ya está en cuartos de final y el horizonte puede quedar despejado si, finalmente, Austria puede con Rusia, con lo que España volvería a jugar como local en Semana Santa.

Y las hipotéticas semifinales, en septiembre y ya contra un rival de postín como podría ser Estados Unidos, quizá supongan la vuelta de Rafa Nadal y David Ferrer para ayudar en la conquista de la sexta ensaladera. Para entonces quizá se pueda hablar de Granollers-López como un doble consolidado, lo que dispararía las posibilidades de éxito. Si llega el título, para la historia quedaría que la Copa Davis de 2012 empezó a ganarse en Oviedo.

De momento, hoy habrá que echar el cierre al acontecimiento con los últimos partidos de individuales. Como era de prever, Corretja ha cambiado el programa inicialmente previsto y, tras el duelo de números uno, Nicolás Almagro-Mikhail Kukushkin, a partir de las 2 de la tarde, saltarán a la pista Marcel Granollers y Andrey Golubev, entre otras cosas por los problemas físicos de Juan Carlos Ferrero. El capitán kazajo también podría decidir hoy mismo sustituir a alguno de los inicialmente previstos.