Si el Sporting quería mantener viva la ilusión de la permanencia, era imprescindible la victoria ante un equipo, el Levante, que es la revelación de la temporada. Se trata de un modesto que antes del partido estaba en Liga de Campeones. Así este partido entre semana, en un final de locos, que pactan entre la Liga y las televisiones, era de máxima tensión.

El encuentro comenzó con mucha presión por parte de los dos equipos y el Sporting llevaba el peso del partido ante un Levante que se defendía bien. No obstante, fueron éstos los que se adelantaron por medio de Valdo, al cuarto de hora, tras un despiste defensivo. Menos mal que a los 5 minutos Trejo empató, tras pase de Cases.

En la segunda parte, más presión del Sporting y otra vez que se adelantan los visitantes, por medio de Kone. De nuevo tocaba remontar y con todo en contra, primero Lora empató de gran disparo y luego al final la habilidad de Sangoy conseguía el 3-2. En el partido hubo ocasiones para ambos equipos, pero los asturianos se hicieron merecedores de la victoria porque remontaron dos veces ante un equipo que se defendió con mucho orden y tiene mucho oficio y veteranía.

No me gustó la actitud de una parte de la afición antes del partido, pues si uno es del Sporting de verdad, al campo sólo puede ir a animar. Creo que algunos no son conscientes del presupuesto que maneja el equipo para disputar la llamada Liga de las estrellas, teniendo que enfrentarse a conjuntos con presupuestos estratosféricos y además cumpliendo religiosamente con un concurso de acreedores que en caso contrario nos lleva a la desaparición.

Tras la victoria se abre una pequeña esperanza y sólo cabe esperar que el equipo intente darlo todo hasta el final pues, aunque difícil, hay que intentarlo y tratar de sumar los máximos puntos posibles sin fijarse en lo que hagan los demás.