Afalta de platos más suculentos que llevarse a la boca que un empate copero del denostado Pellegrini en Barcelona y una discusión quizá subida de tono entre Mourinho y de las Alas Pumariño y Cristiano Ronaldo al final del partido del martes contra el Valencia, que vienen dos más seguidos, el asunto del día para los más finos analistas del lugar ha sido escudriñar las razones por las que Pep Chanel Guardiola se va, como Pepe, a Alemania. Para unos, es una huida de Mourinho al que ya ven en Inglaterra en la temporada que viene. Para otros, es una elección del camino fácil ya que el Bayern no suele tener rival en la Liga alemana, aunque de vez en cuando le salga respondón, por ejemplo, el Borussia Dortmund. Otras teorías apuntan a que Guardiola sigue fiel a su política de decir una cosa y hacer la contraria. Quienes piensan eso señalan que manda decir a su agente que no es un decisión en la que prime el interés económico cuando da la casualidad de que se va a convertir en el entrenador mejor pagado, con permiso de Marcello Lippi: diecisiete millones de euros por temporada, sin aclarar si son brutos o netos, que es matiz crucial en esas cantidades. Guardiola se va, como Pepe, a Alemania, lo que acentúa la globalización del fútbol europeo, que borra cada días con más fuerza las fronteras.

El denostado Pellegrini, en efecto, está llevando al Málaga a las cuotas más altas de su historia. El empate del miércoles en Barcelona añade morbillo a la eliminatoria copera, que será otro éxito económico para un club acuciado por las deudas que lo han echado fuera de las competiciones europeas para la próxima temporada. El taquillazo de La Rosaleda será una continuación de los ya habidos a lo largo de los dos últimos ejercicios en los que el entrenador laminado por Florentino Pérez en el Real Madrid está demostrando una enorme categoría. Porque lleva al equipo por el camino del triunfo pese a las enormes dificultades habidas y el debilitamiento sufrido en el pasado verano por, entre otras, la marcha de Santi Cazorla al Arsenal de don Arsenio.

Pellegrini está haciendo una labor de oro en la Costa del Sol, con un aporte futbolístico de enorme valor y un baño de serenidad que siempre viene bien a cualquier club. El chileno, por cierto, es de los pocos entrenadores que siguen los partidos sentados en el banquillo, lejos de aquellos que parecen antiguos guardias de tráfico por el movimiento de brazos. Morgan ya murió, por desgracia, hace años, pero tiene herederos en muchas bandas. Los gijoneses veteranos no habrán olvidado a Morgan, un grande de la ciudad.

Por lo que se refiere a los asuntos más cercanos, el agudo observador de la actividad rojiblanca llama al periódico y pregunta qué sentido tiene la lluvia de cesiones si, de acuerdo con la tesis oficial del club, la cantera está en un momento espléndido. El analista se pregunta qué ha sido de Juan Muñiz y de Álex Barrera, dos promesas que han desaparecido cuando afrontaban un año clave para su consolidación. Son las urgencias históricas, que dijo Menotti de aquel Barcelona que se encontró. Pues serán las urgencias.