El ritmo pausado en los fichajes por parte del Oviedo responde a varios factores. Están las condiciones del mercado, por supuesto, que este año anda más parado de lo normal. También influye la situación del club, acostumbrado en los últimos años a reformar de arriba abajo su plantilla para superar el enésimo fracaso. Ahora, solo hace falta apuntalar una base sólida y comprometida. Pero por encima de todo está la creencia firme de que no se quiere dar ningún paso en falso. La competencia por fichar es enorme y el Oviedo quiere estar seguro antes de avanzar.
La ambición del conjunto azul en el mercado es llamativa. Dicen los habituados a los fichajes que no recuerdan un recién ascendido a Segunda que opte a futbolistas como los que pretende el Oviedo. La ambición también tiene algunos efectos negativos. El más claro, que muchos de los equipos con los que compite el Oviedo a la hora de incorporar futbolistas están en Primera División. En una competición en la que imperan las normas de La Liga, el conjunto azul se encuentra en clara desventaja económica. Es aquí donde cobra especial importancia el papel del Grupo Carso.
El sistema de negociación del Oviedo es claro. El conjunto azul no puede ofrecer las mismas cifras que equipos de Primera o incluso que alguno de Segunda. El Éibar, Rayo o Levante en Primera o el Almería como excepción en Segunda son algunos de los ejemplos de equipos que optan a los mismos futbolistas que pretende el Oviedo.
Lo que ofrece la dirección deportiva carbayona es la posibilidad de crecer hacia la élite de la mano del Oviedo. Nadie en la entidad azul hablará directamente de ascenso a Primera como objetivo, se quiere pisar con firmeza antes de lanzarse a señalar objetivos, pero la intención desde México es que el Oviedo esté en Segunda el menor tiempo posible. Esa es la idea que se está transmitiendo a posibles fichajes.
Por supuesto también influye en este punto la decisión de la Liga respecto al tope salarial. El Oviedo ha encontrado una respuesta magnífica por parte de la patronal que desde el primer momento ha entendido que el de los azules no es un caso al uso de un recién ascendido. La masa social y el empaque de un proyecto que tiene a Carlos Slim como referente convierten al equipo de la capital del Principado en un ejemplo a seguir por muchos. También por la Liga que pregona cada vez que tiene ocasión la necesidad de que los clubes estén saneados y cumplan sus obligaciones con instituciones públicas, empleados y futbolistas. Tal y como hace el Oviedo desde la ampliación de capital de 2012.
El modelo de contrato no es muy diferente al de las dos últimas temporadas. El Oviedo sigue apostando por contratos cortos (Peña y Verdés han firmado por dos temporadas y Miño por una) y retribuciones que dependen en parte de la consecución de determinados objetivos. Como ocurría la temporada pasada, el Oviedo firma un sueldo base y una parte adicional depende de objetivos tanto colectivos como individuales. La campaña pasada, muchos futbolistas lograron la renovación automática por el ascenso y disputar un porcentaje de partidos, con un aumento notable de los emolumentos, algunos llegan a doblar su sueldo, para jugar en Segunda.
Los 17 jugadores con los que Egea cuenta ahora mismo en su plantilla también le dan cierto margen de movimiento al Oviedo. Llegarán más fichajes, unos 6 o 7 más, pero no hay prisa por cerrarlos. Egea tiene una base sólida sobre la que edificar su equipo y todo lo que venga será para mejorar y reforzar algunas posiciones. El proyecto liderado de Carso es atractivo para los futbolistas y la dirección deportiva juega con este factor.
